Por Manuel Mora García, meteorólogo de AEMET

Quizás una de las zonas más afectadas por el tornado fuera el Jardín Botánico, de gran valor sentimental para los madrileños. El Observatorio Astronómico, relativamente próximo, no sufrió graves daños y, como veremos más adelante, los minuciosos datos de observación meteorológica que registraba serán de gran utilidad para caracterizar este episodio.
36. Observatorio Astronómico. El castillete o entramado de madera, levantado para la edificación de la inmediata Escuela de Ingenieros de Caminos, no pudo resistir el empuje del viento, y se desplomó con aterrador estrépito por completo.
Según el astrónomo Ventosa, los daños en el Observatorio se limitaron al ahuecamiento del plomo que cubre las azoteas, y a la rotura de tejas y cristales, quedando en pie, contra todas las previsiones, e intacta, la torre giratoria de madera que cubre la ecuatorial de Merz.
Las observaciones meteorológicas en aquella época se realizaban en el Observatorio Astronómico, ubicado en el cerro de San Blas del parque del Retiro. En esta fotografía, anterior a 1903, podemos ver el Observatorio a la derecha y la escuela de Ingenieros de Caminos a la izquierda.

37. Jardín Botánico
Es imposible contemplar sin dolor aquel tristísimoespectáculo. De aquel hermoso sitio quedangrandes montones de árboles destrozados: las sendasse hallan todas obstruidas por los troncos y elramaje que forman como barricadas de verdura que impiden en absoluto el paso. No se pueda andar enninguna dirección sin tener que trepar por encima de aquellos montones de árboles gigantescos. Las más hermosas especies, que allí encantaban la vista y convertían aquel jardín en un delicioso paraíso yacen hechas pedazos ofreciendo un aspecto de la más triste desolación. No ha quedado en pie ni uno solo de aquellos soberbios olmos ni de los abetos frondosísimos. De los ejemplares más raros, de las acacias, de los álamos blancos, apenas han sobrevivido algunos. Los pinsapos, que eran admiración de los inteligentes, parecen cortados con un hacha. Los castaños de Indias enlazan sus ramas en el suelo con el árbol del Paraíso hecho trizas por el huracán. Hasta dos cipreses corpulentos, árboles que en casi todas partes han resistido, quizá por su forma, a la furia de la tempestad, también en el Botánico han sido tronchados y derruidos. Muchos árboles están arrancados de raíz; otros parecen cortados con sierra y algunos completamente podados se levantan hacia el cielo como esqueletos de gigante (La Correspondencia)
Según el catedrático y Rector de la Universidad Central, Miguel Colmeiro, director del jardín Botánico en aquellos años, fueron destruidos 560 árboles y 83 arbustos. Desconocemos el número de árboles que conformaban el jardín en aquella época, siendo el número actual en torno a 1500. Uno de los ejemplares que sobrevivieron a este episodio fue un ciprés, conocido como “el Abuelo”, con más de 300 años de antigüedad y un olmo con más de 200 años, que aparecen en las siguientes fotografías.

Las revistas de la época reproducen numerosos grabados mostrando los graves destrozos en el arbolado. A continuación mostramos los de mayor calidad, que aparecen en la Ilustración Española y Americana, y algunos seleccionados de otras revistas.


Una calle del jardín Botánico. La Ilustración Española y Americana. 22 mayo 1886. (BNE)


38. Iglesia de los Jerónimos. Chapiteles destruidos.
En este grabado de la Ilustración Española y Americana se observa la Iglesia de los Jerónimos a la derecha, el casón del Buen Retiro a la izquierda y un edificio en construcción entre medias.

Los daños en la iglesia fueron leves, aunque algunos diarios, en actitud sensacionalista, publicaron que se encontraba en ruinas.

40. Casón del Buen Retiro
El Casón del Buen Retiro y el Salón del Reino (antiguo museo del Ejército), formaban parte del Palacio del Buen Retiro, construido en el siglo XVII como segunda residencia y lugar de recreo de Felipe IV (wikipedia). En 1868 el palacio, muy dañado tras la guerra de la Independencia, fue demolido tras ser incautado por el Estado, conservándose únicamente los dos citados edificios y el actual parque del Retiro.
El Casón fue obra del arquitecto Alonso Carbonell en 1637 y fue concebido como salón de baile. En su interior se encuentran unos preciados frescos del pintor italiano Lucas Jordán. En 1879 se encargó su remodelación al arquitecto Agustín F. Peró, para destinarlo como Museo de Reproducciones. Al fallecer éste, la obra fue continuada por Manuel Antonio Capo y finalmente en 1881, Mariano Carderera asumió la dirección de las obras del Casón. El tornado del 12 de mayo de 1886 debió ser un punto de inflexión, ya que a partir de entonces el encargado de terminar el proyecto fue el afamado arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, entre cuyas obras se encuentran el palacio de Cristal y el palacio que lleva el nombre de su apellido, ambos en el parque del Retiro. Carderera en ese momento también dirigía el proyecto de construcción de la Escuela de Ingenieros de Caminos, que como vimos anteriormente se vio afectada por el tornado.
El completo reportaje de Juan Laurent que conserva el Museo del Prado, con fotografías de las fachadas e interiores del Casón del Buen Retiro, en primera instancia nos hizo pensar que podríamos extraer fácilmente información relevante sobre la intensidad de los vientos. Como comentamos en el capítulo 1, los grabados que aparecieron en las revistas y las fotografías de Laurent son prácticamente idénticos, de forma que las fotografías debieron ser hechas poco tiempo después de ocurrir el suceso. Sin embargo, el edificio estaba en obras de rehabilitación o reforma, y desconocemos el estado en el que se encontraba. En las fotografías podemos ver como la fachada oriental, obra de Carderera, estaba prácticamente finalizada y resultó intacta. Sin embargo, según todas las noticias, el tornado asoló la fachada occidental.
Las obras del Casón del Retiro han quedado destruidas, derribando el huracán las columnas recientemente colocadas en la parte de la calle de Felipe IV (El siglo futuro)
Del Casón se ha desprendido la monumental fachada que da al Prado, quedando amontonados al pie bloques labrados de piedra, columnas destrozadas, chapiteles y arcos. Toda la parte nueva de este edificio ha perdido, su nivel, habiendo quedado denunciada por el arquitecto director de las obras. El edificio antiguo parece no ha padecido nada (La Época)
El casón del Retiro. Lo ha destruido el huracán. Las columnas que no hace mucho se colocaron en la fachada de la calle de Felipe IV yacen en tierra. Dichas columnas son de una pieza, y con ellas han sido derribados los sillares, que eran de los más grandes que se han empleado en las construcciones en esta corte. Por haber caído hacia el interior dos ventanas, han sufrido desperfectos los objetos artísticos que allí se encontraban, y entre los cuales hay copias del Partenón y de algunos monumentos de Italia.
También ha sido destruido el hotel que levantaba el Sr. Carderera. Créese que no haya perdido nada el magnífico techo del antiguo salón de Proceres. (El Día)
En los estudios de campo que el personal cualificado realiza para evaluar la intensidad de un tornado, es fundamental recabar la máxima información sobre el suceso, incluyendo las declaraciones de los testigos y la observación de los daños manifiestos que permitan reconstruir la trayectoria y determinar la intensidad del tornado. La estimación de los vientos es una tarea difícil, ya que hay que tener en cuenta otros factores, como la complejidad de los vientos asociados a los tornados, que en la realidad se alejan del modelo teórico, cambiando continuamente de intensidad incluso de dirección, y variando con la altura. En este interesante artículo, nuestros compañeros Delia Gutiérrez y Juan de Dios Soriano explican el complejo proceso seguido desde la visita de campo hasta la elaboración del informe final con las conclusiones (https://repositorio.aemet.es/bitstream/20.500.11765/11632/2/Forense_DGutierrez_blog_AEMET_2016_50_58.pdf).
Como vimos en el capítulo 2, la observación de los daños sobre las distintas edificaciones permite clasificar un tornado según el grado de destrozo y, según la escala mejorada de Fujita, podemos estimar indirectamente la intensidad del viento. Es muy importante analizar el estado anterior del edificio, y en particular si presentaba defectos estructurales previos que pudieran hacerlo más vulnerable, ya que en ese caso los daños podrían ser provocados por vientos menos intensos.
En las fotografías y grabados del Casón del Buen Retiro se observa que la fachada oeste está casi totalmente derruida, aunque sorprendentemente una caseta de obra poco consistente, frente a la fachada, resultó intacta, apenas falta alguna teja del techado.

Curiosamente en el diario La Época aparece la siguiente crónica:
…en el Retiro solo dos trabajadores fueron heridos, salvándose por milagro en el Casón el guarda, cuya casucha, debajo de la misma fachada, y donde éste se guarecía, se ha salvado por haber quedado en pie única y sola la columna del ángulo izquierdo, cuyo derrumbe le habría aplastado.
También resulta sorprendente la ausencia de escombros alrededor del edificio y que las enormes columnas y sillares de granito, sin fracturas irregulares, estén amontonados con relativo cierto orden justo al pie del edificio en la fachada occidental. La presencia de varias casetas, andamios y endebles vallados de madera aparentemente intactos en el entorno próximo al edificio, no resulta consistente con un episodio de vientos extremos. Si son reseñables algunos desperfectos en las cubiertas, probablemente planchas metálicas que fueron levantadas parcialmente por el viento.
En la fotografía de la fachada sur no se observan daños que pudieran ser causados por un tornado, salvo los leves daños en la cubierta. Los jóvenes árboles próximos al edificio aparecen inclinados en la dirección este, mientras los más alejados permanecen verticales, pero en ambos casos con nutrido follaje y conservando aparentemente todas sus ramas, y con una frágil empalizada de madera justo delante. Probablemente la inclinación de los árboles se debiera al efecto Venturi que acelera los vientos en la proximidad de los obstáculos, circunstancia que podría haber ocurrido en algún episodio anterior con vientos fuertes del oeste.
En la obra “Remodelación del Casón del Buen Retiro. Remodelación y ampliación. 2004. FCC/NECSO” (Chueca Goitia et al.), se incluyen los planos originales fechados y firmados por Carderera en 1881, conforme a los cuales se construyó la fachada oriental y probablemente también la occidental. Sin embargo, también existen otros planos firmados por Carderera en 1883, es decir, que el proyecto original fue modificado, así que tal vez hubo que derribar parte del proyecto original de 1881. En esta remodelación, la fachada occidental pasaba de un pórtico con 6 columnas a las 4 actuales, y los capiteles de orden corintio del proyecto de 1881 pasaban a ser jónicos (como se observa en la fotografía y como aparecen en la actualidad).

El director de la obra, el arquitecto Carderera, abandonó el proyecto a favor de Velázquez Bosco. Desconocemos los motivos, si fue a petición propia, por finalización del contrato o bien un cese motivado por el derrumbe de la fachada, aunque es difícil pensar que hubiera existido negligencia ante un fenómeno tan extraordinario. Carderera además de arquitecto era ingeniero de Caminos, especializado en infraestructuras ferroviarias (una de sus obras destacables es el viaducto ferroviario de Redondela), y por tanto debía dominar los aspectos relacionados con la resistencia de materiales. El Ministerio de Fomento nombró un nuevo delineante para las obras a los pocos días de la ocurrencia del tornado, algo que no parece una cuestión de urgencia, por lo que pensamos que la decisión de sustituir a Carderera podría haber sido tomada antes de la ocurrencia del tornado.
En enero de 1887, Velázquez Bosco, el nuevo director de obra, realiza un completo diagnóstico sobre el estado del edificio y propone un nuevo diseño de la fachada de poniente:
A las circunstancias citadas, ha venido a agregarse los desperfectos causados por el ciclón, destruyendo la fachada de Poniente y las obras realizadas en el sótano y salón central de la parte del edificio contiguo a la citada fachada, encontrándose el que suscribe con una obra en la que unas partes se hallan terminadas, otras sólo empezadas, y no pocas todavía en proyecto; y, además, el presupuesto completamente agotado.(Andrés Úbeda de los Cobos, en No solo Goya. Adquisiciones para el Gabinete de Dibujos y Estampas del Museo del Prado 1997—2010. Museo del Prado,2011)
Pese a lo espectacular de las fotografías (sobre todo la realizada desde el interior de las bóvedas, donde se aprecia gran cantidad de escombros), el tornado no debió de originar vientos de intensidad excesiva en esta zona. Es muy probable que los daños en la fachada de poniente se debieran a la provisionalidad y fragilidad del andamiaje durante el proceso de construcción o demolición que se estaba llevando a cabo.
Aunque se trate de una hipótesis arriesgada, en nuestra opinión la fachada, según el proyecto de 1881, estaba siendo demolida para reconstruirse de acuerdo al nuevo proyecto de 1883, hecho que fue coincidente a la ocurrencia del tornado.
Como objeción a esta hipótesis, se podría argumentar que las fotografías de Laurent desde el interior de la fachada occidental muestran los efectos de un grave derrumbamiento (corroborado por el testimonio y los planos que Velázquez Bosco que aparecen en la obra de Chueca Goitia, donde se señala la destrucción de la fachada occidental, la primera planta y el sótano). En una de esas fotografías, en la que se aprecian las vistas hacia el sur (el jardín de Tívoli), se observan los árboles intactos, pero también se aprecian los daños en la balaustrada de la cornisa del palacio de Medinaceli, que describíamos en el capítulo anterior, y leves desperfectos en la cúpula de un edificio de forma cilíndrica, que no hemos identificado, pero que podría tratarse del desaparecido Circo Hipódromo.
En otra fotografía del interior de una de las salas, utilizada como taller, se observa que no hubo ningún daño. El volumen de escombros, suponiendo el colapso total de la fachada debería ser mucho mayor que el observado en fotografías y grabados, así que es posible que la fachada estuviera siendo demolida.
Como resumen, pese a la abundancia del material fotográfico y las crónicas, existe bastante incertidumbre a la hora de determina la intensidad real que alcanzaron los vientos durante este episodio en este lugar concreto.







40. Banco de España. Carteles arrancados.
Hacia el norte de la ciudad los daños fueron de escasa consideración. El edificio del Banco de España estaba en construcción, iniciada en 1884 y que no finalizaría hasta 1891. La fotografía de Laurent, probablemente corresponda a 1886, en los días o meses previos al tornado

41. Edificio Banco Hipotecario. Persianas dañadas
El edificio, propiedad del Marqués de Salamanca, fue adquirido por el Banco Hipotecario en 1876.

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Palacio_del_Marqu%C3%A9s_de_Salamanca_en_Recoletos_-_Andreas_Pic_de_Leopold.jpg
Enlace a primera parte: https://aemetblog.es/2021/05/12/el-ciclon-de-1886-parte-i/
Enlace a Parte 2-I: https://aemetblog.es/2021/06/13/el-ciclon-de-1886-parte-ii-i-aspectos-dinamicos-de-los-tornados/
Enlace a Parte 2-II: https://aemetblog.es/2021/06/20/el-ciclon-de-1886-parte-2-ii-impactos-el-tornado-en-madrid-los-carabancheles/
Enlace a Parte 2-III :https://aemetblog.es/2021/06/20/el-ciclon-de-1886-parte-2-iii-impactos-pradera-de-san-isidro-puente-de-toledo-carretera-de-andalucia-glorieta-de-las-piramides/
Enlace a Parte 2-IV: https://aemetblog.es/2021/06/23/el-ciclon-de-1886-segunda-parte-iv-impactos-el-lavadero-imperial-paseo-de-yeserias-barrio-de-penuelas/
Enlace a Parte 2-V: https://aemetblog.es/2021/06/24/el-ciclon-de-1886-parte-2-v-impactos-paseo-de-las-acacias-calle-san-bernardo/
Enlace a Parte 2-VI: https://aemetblog.es/2021/06/27/el-ciclon-de-1886-parte-2-vi-impactos-plaza-de-las-cortes-puerta-de-atocha/