Lindus-2: La observación de las aves migratorias en el Pirineo

 

Lindus es uno de los diversos nombres con el que denominamos a la cima de una de las montañas de la divisoria cantábrico-mediterránea de Navarra. Un paisaje de suaves lomas de prados herbosos con refrescantes bosques de hayedos donde la niebla reina muchos días de las cuatro estaciones. El viento norte sopla durante numerosas jornadas de forma persistente y casi todos los años caen nevadas de más de un metro. Y en verano fuertes tormentas para acabar configurando una pluviometría anual que a buen seguro rebasa los 2000 litros como así lo atestigua la cercana estación de AEMET de Orreaga-Roncesvalles, a sólo tres kilómetros y medio en línea recta. En esta encrucijada de caminos, los Pirineos empiezan a dejar de mirar al mar para hacerse cada vez más grandes. Lindus es además un terreno plagado de monumentos megalíticos, en forma de dólmenes, túmulos y crómlech, y ha sido lugar estratégico para la retirada y emboscada de ejércitos durante siglos y siglos y, más recientemente, para la práctica del contrabando. Tanto es así que en la cima de Lindus podemos observar los restos de una fortaleza de defensa y puesto de vigilancia de principios del siglo XIX.

foto_lindus_1

Cima del monte Lindus en un tranquilo día de principios de marzo. En primer plano se aprecia el hueco que alojó la fortaleza de defensa y que servía de puesto vigía hace 200 años. Al fondo la localidad pirenaica de Auritz-Burguete.

Por Pedro Oria, Delegación Territorial de Aemet en Navarra.

Pero por Lindus no solo han atravesado grupos humanos como consecuencia de su situación estratégica. También lo hacen las aves en sus rutas migratorias. Y no pocas, ya que se estima que sólo entre el grupo de las rapaces procedentes de latitudes más septentrionales, nueve de cada diez lo hacen por las cercanías de Lindus. Y allí encontramos, entre agosto y noviembre de cada año, un grupo de ornitólogos profesionales acompañados de voluntarios que, literalmente, pasan de sol a sol cada día de ese período. Desde 2010 ya llevan dos millones de ejemplares avistados y sólo durante la última campaña de 2016 contabilizaron un total de 402340 aves de 83 especies distintas. Más de la mitad de ellas fueron palomas y atravesaron esta zona fronteriza en los últimos días de octubre del pasado año.

El pasado 8 de marzo se presentó la segunda fase del proyecto Lindus en la localidad navarra de Auritz-Burguete, muy cerca del monte del mismo nombre  y también de Orreaga- Roncesvalles, punto de entrada del camino de Santiago en Navarra. Desde Lindus se pretende desarrollar una dinámica común de observación, de recolección de datos, así como de análisis y de posterior difusión, tanto en el plano transfronterizo, como en el europeo. Este proyecto supone asimismo la interacción y colaboración de las regiones de Pirineos-Atlánticos y Navarra y cuenta con la participación de voluntarios para la formación y la ayuda a la observación y a la recopilación de datos. Otros ejes estratégicos son la educación medioambiental, la sensibilización hacia la biodiversidad y el conocimiento de recursos locales y promoción del ecoturismo. Los socios del proyecto son el Ayuntamiento de Auritz-Burguete, la empresa pública del Gobierno de Navarra GAN, la Ligue pour la Protection des Oiseaux (LPO) y la Sociedad Española de Ornitología SEO/BirdLife que en esta nueva fase del proyecto aporta dos nuevos puntos de observación en sendos collados del Pirineo aragonés: Somport y el Portalet.

Lindus_Aguila_culebrera

Águila culebrera europea. Fuente: Atlas de las aves reproductoras en España (MAGRAMA y SEO/Birdlife)

Pero el paso de las aves no sólo nos brinda un maravilloso espectáculo visual y en ocasiones sonoro sino que también constituye un excelente indicador del cambio climático. Ahora que tanto hablamos de él, es cuando más necesario se hace recalcar la sensibilidad de determinadas especies vegetales y animales al aumento de las temperaturas, lo que provoca un cambio en sus patrones de comportamiento y en sus hábitats. Los cambios de hábitos en las invernadas de las aves en la Península es algo que algunas personas en AEMET llevan observando durante décadas y por tanto conocen bien. El calentamiento global, especialmente en altas latitudes, implica estrés para las aves e implica cambios: primero en la distancia recorrida en la ruta migratoria y en la distribución geográfica de las especies, tanto en latitud como en altitud (necesidad de viajar o establecerse más al norte o más alto), después en la propia dinámica de poblaciones y por último en el adelantamiento en la fecha de llegada lo que a su vez repercute en el éxito reproductivo. En algunas especies se habla de un adelanto promedio de más de 6 días por década. Y todo ello introduce desequilibrios en los ecosistemas y como consecuencia más dramática la extinción de algunas especies. Hace 12 años ya se pronosticaba que un aumento de entre uno y dos grados respecto a valores preindustriales pondría en serio peligro de extinción a muchas especies amenazadas y especialmente vulnerables. Otra de las consecuencias predichas es que con un grado de temperatura de aumento, el hábitat de determinadas especies quedaría reducido a entre la mitad y  una tercera parte de lo que era hace unas décadas. Puede que ese momento haya llegado pues no olvidemos que ese grado de diferencia respecto a los valores preindustriales ya se ha rebasado en 2015 y 2016.

No debemos pasar por alto que la naturaleza, sus ciclos y sus reacciones se encuentran en el origen de la observación de nuestra ciencia. En Navarra, al igual que en otros lugares de la Península de frecuentes y súbitos cambios de tiempo, antiguamente se hacía uso del viento y las nubes para la predicción meteorológica pero también de cómo se comportaban las aves, las ovejas, las mariposas y los gusanos. No es de extrañar en una sociedad tan ligada a la naturaleza. Por eso, hoy en día, en la época de la supercomputación y los satélites meteorológicos no nos conviene olvidar ni dejar de mirar a los animales y a la amenazada existencia de algunos de ellos. Y es precisamente aquí donde radica la importancia de que AEMET conserve, mantenga y actualice periódicamente una base de datos de observaciones fenológicas que, en el caso de algunas estaciones, se puede considerar una pequeña reliquia de nuestro archivo observacional. A nivel histórico la fenología ocupa un lugar destacable en AEMET y es que ya en el calendario meteorofenológico de 1944 figuraban unas instrucciones redactadas por el Servicio Fenológico para la observación de los ciclos de los cultivos y el paso de las aves (golondrina, vencejo, cigüeña y estornino).

En el año 2015 la estación de Lindus / Auritz-Burguete pasó a formar parte de la red de estaciones fenológicas colaboradoras de AEMET y ya se han introducido en la base de datos las fechas de paso desde el año 2010 de un total de once especies de aves: el vencejo, el águila calzada, las cigüeñas blanca y negra, la culebrera europea, el cuco común, el avión, la golondrina, el milano negro, la grulla y el avefría europea. Ahora que la segunda fase del proyecto está en marcha nos aseguramos además la prolongación de las observaciones durante las campañas 2017 y 2018. Lindus es una de las estaciones más jóvenes de la red y todavía necesitamos series de datos largas, razón por la que es necesario dotar al proyecto de continuidad teniendo en cuenta además la alta calidad de los datos y el emplazamiento estratégico.

lindus_logo

Logo del proyecto Lindus-2

Al proyecto Lindus-2 le deseamos mucha suerte en esta nueva fase y le agradecemos la cesión de algunos de sus datos para nuestro archivo fenológico. Confiamos en que el proyecto pueda durar muchos años y confiamos también en ir descifrando algunas de las claves de esa simbiosis entre las condiciones meteoro-climatológicas y el paso de las aves migratorias por nuestras montañas.

Acerca de aemetblog

La Agencia Estatal de Meteorología sucedió en 2008 a la entonces Dirección General del Instituto Nacional de Meteorología, con más de 150 años de historia. Actualmente está adscrita, según el artículo 4.4 del Real Decreto 864/2018, de 13 de julio, por el que se desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio para la Transición Ecológica, a ese departamento ministerial a través de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente. El objeto de AEMET, según el artículo 1.3 del Real Decreto 186/2008, de 8 de febrero por el que se aprueba su Estatuto, es el desarrollo, implantación, y prestación de los servicios meteorológicos de competencia del Estado y el apoyo al ejercicio de otras políticas públicas y actividades privadas, contribuyendo a la seguridad de personas y bienes, y al bienestar y desarrollo sostenible de la sociedad española". Como Servicio Meteorológico Nacional y Autoridad Meteorológica del Estado, el objetivo básico de AEMET es contribuir a la protección de vidas y bienes a través de la adecuada predicción y vigilancia de fenómenos meteorológicos adversos y como soporte a las actividades sociales y económicas en España mediante la prestación de servicios meteorológicos de calidad. Se responsabiliza de la planificación, dirección, desarrollo y coordinación de actividades meteorológicas de cualquier naturaleza en el ámbito estatal, así como la representación de éste en organismos y ámbitos internacionales relacionados con la Meteorología.
Esta entrada ha sido publicada en ENTENDER LA METEOROLOGÍA y etiquetada como , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario