Por Manuel Antonio Mora García. Delegación Territorial de AEMET en Castilla y León

En el capítulo anterior hemos analizado algunos aspectos teóricos sobre la formación del granizo. A continuación mostramos una breve revisión histórica sobre el granizo a través de distintas fuentes documentales, y en el último apartado nos centraremos en las técnicas de lucha antigranizo.
El granizo en los documentos históricos
Probablemente las primeras referencias documentadas de granizo o pedrisco se encuentren en la Biblia. En este artículo citamos algunas de ellas:
Obviamente, desde tiempos ancestrales gran parte del territorio español se ha visto afectado por tormentas intensas, muchas veces acompañadas de granizo o pedrisco, provocando graves daños en la agricultura y ganadería e incluso daños personales.
Al igual que otros desastres naturales, como las plagas de langosta o los rayos asociados a tormentas, antaño las granizadas eran consideradas como una maldición divina, y nigromantes y clérigos competían a la hora de desbaratar los “nublados” mediante conjuros y exorcismos.
Del siglo X es esta pizarra localizada en Fuente Encalada (Zamora) y grabada con fragmentos de la “pasión de San Bartolomé” que se utilizaba como plegaria para conjurar el granizo, al igual que la pizarra de Carrio (Asturias), ésta datada en el siglo VIII.

Estas prácticas mágico-religiosas contra el granizo con el paso de los siglos derivaron en advocaciones a determinados santos, como San Abdón y San Senén (probablemente debido a la vigilancia del Santo Oficio de la Inquisición sobre cualquier clase de supersticiones y brujería).

Ya en el siglo XVIII, el padre Feijoo, representante de la Ilustración Española, se burla de algunas prácticas y tradiciones castellanas como podemos leer en este texto.


En el ámbito científico, desde las primeras teorías sobre la formación del granizo recopiladas por Aristóteles en su obra “Meteorologica” en el siglo IV a.C., y posteriormente por Plinio el Viejo en su obra “Historia Natural” en el siglo I d.C., muy poco se avanzó hasta el siglo XX. Básicamente se aseveraba que el granizo se formaba por congelación de las gotas de lluvia en las nubes, ignorándose los procesos microfísicos concretos.
Nota: Hemos reproducido por su valor histórico los textos originales escritos en castellano antiguo, pero el lector no tendrá ninguna dificultad en entender la escritura, donde lo más destacado es que la letra “s” se escribía con una grafía parecida a la letra “f”.

Pedro Alonso de Salanoba, en su magnífico tratado sobre el granizo publicado en 1782, nos ofrece una ingeniosa teoría sobre la formación de las nubes cumulonimbus, lo cual nos da una idea sobre el estado del arte sobre microfísica de nubes a finales del siglo XVIII. No obstante, la obra da muestras de notable rigor científico en algunos capítulos como el dedicado al análisis microscópico de las piedras de granizo y la minuciosa descripción de los eventos.




Disertacion física sobre la formación, tamaño, peso, figura, color, causas, y efectos de el meteoro llamado granizo… añadese un examen microscópico… de el que ha caido en Madrid la tarde del 26 de julio de este año de 1782 / su autor Don Pedro Alonso de Salanoba y Guilarte. Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
Nos ha gustado particularmente el nombre empleado para refererirse a la nube que origina el granizo, “la nube grandinosa” (nube de granizo), del latin “grandinosus” o “grandine” (italiano),


Una prueba de la secular ausencia de nuevas teorías sobre la formación del granizo desde los tiempos de Aristóteles es que el primer diccionario de la Lengua Española, ya en el siglo XVII, en la definición de “granizo”, hace referencia a la teoría aristotélica.

A finales del siglo XIX, se continuaba afirmando que la génesis del granizo es “una de las cuestiones más oscuras de la meteorología” (Serrano y Fatigati, E. Nociones de Meteorología. 1870), o que “Ninguna teoría da una explicación satisfactoria de la formación del pedrisco” (Ganot,1860)


Otros autores como Flammarion (1888), muestran enfoques erróneos (evaporación como mecanismo fundamental de enfriamiento), aunque en aquella época afloran nuevos descubrimientos como la existencia del agua en subfusión (en estado líquido a temperatura bajo cero) y el fenómeno físico de la acreción (congelación de gotitas líquidas tras chocar con el granizo (Clayden,1886), que cita Arcimís en su obra “Meteorología” (c.a. 1900).

De la obra de Flammarion destacamos este estudio sobre las curiosas formas que puede adoptar el granizo.

No fue hasta la década de 1930 cuando Bergeron y Findeisen propusieron sus teorías sobre los procesos microfísicos que dan lugar a la precipitación, y también surgieron numerosos estudios y teorías sobre la formación del granizo a cargo de Grimminger, Schumann, etc. (Brimelow, 2018). La invención del radar y su aplicación a la meteorología tras la segunda guerra mundial permitió avanzar en las investigaciones sobre la formación y desarrollo de precipitación asociada a las tormentas, surgiendo trabajos como los realizados por Ludlam y Browning en los años 60, realizándose distintas campañas específicas de observación y surgiendo los primeros modelos de predicción de granizo. Los actuales radares de polarización dual constituyen el más reciente avance, ya que permitir identificar la presencia de granizo de forma directa.
La lucha antigranizo
Las grandes granizadas con pedrisco se producen asociadas a tormentas fuertes. La mencionada “nube grandinosa” podría ser identificada por su aspecto, de gran desarrollo vertical y obviamente oscura en su base por la gran cantidad de partículas precipitantes en su interior que impiden el paso de la luz, en contraste con la blancura algodonosa que ofrece en su visión lateral cuando es iluminada por la luz solar. En ocasiones se puede observar a distancia la tupida cortina de precipitación. La presencia de actividad eléctrica detectable por los truenos y relámpagos es también determinante para identificarla. Sin embargo, no todas las nubes cumulonimbus desarrollan granizo en cantidad y tamaño suficiente que llegue a superficie, debido a los procesos de fusión, e incluso puede granizar sin tormenta.

Como hemos mencionado, las creencias y supersticiones populares (oraciones, conjuros, toque de campanas de iglesias, etc…) se han empleado desde hace siglos para evitar que descargue el granizo o al menos alejar el “nublado”. De forma más práctica, con el descubrimiento de la pólvora, se ha intentando destruir la nube “grandinosa” con fuego de artillería. El artista florentino del siglo XVI, Benvenuto Cellini, artillero en la defensa de Roma, describe en sus memorias cómo logro dispersar amenazadoras nubes mediante cañonazos con aparente éxito.
No fue hasta finales del siglo XIX cuando surgieron los primeros ingenios dedicados a la lucha antigranizo, celebrándose varios congresos internacionales específicos, donde se intercambiaban las diferentes experiencias y se exponían los distintos modelos que se comercializaron con gran éxito. El primer aparato, conocido “hail cannon” o “cañón granizo”, fue inventado por el viticultor austriaco Albert Steiner en 1896, con objeto de proteger sus viñas. Estos ingenios, dirigen hacia la base de la tormenta, a través de una especie de megáfono gigante metálico, las ondas de choque que se producen tras la explosión controlada de acetileno, gas altamente inflamable y que produce un terrible estruendo. El principio físico argumentado era que las ondas de presión del sonido hacían vibrar las burbujas de aire que contiene el granizo y lo fragmentaban, aunque obviamente, la distancia desde el suelo hasta la nube hace que el sonido llegue mucho más atenuado. Los más de 10 000 cañones vendidos sobre todo en el norte de Italia pronto acabaron en chatarra, probablemente por su escasa eficacia.

Sin embargo, en la década de 1970, de nuevo se empezaron a comercializar este tipo de cañones basados en esta técnica, incluso se siguen fabricando en la actualidad.
Mucho más éxito comercial tuvieron los cohetes granífugos, en este caso se trata de un explosivo dirigido hacia la base de la nube, donde estalla. Las ondas de choque generadas durante la explosión “in situ” se supone que fragmentan el granizo, aunque su alcance de acuerdo a los estudios teóricos es muy limitado. Como veremos, en España estos artefactos fueron ampliamente utilizados, con un balance desolador en cuanto a número de víctimas mortales.
Las técnicas actuales antigranizo, que tienen una base científica más sólida, consisten en la “siembra de nubes” con gran cantidad de partículas glaciogénicas, fundamentalmente el yoduro de plata, que actúan como núcleos glaciógenos formando pequeñas partículas de hielo. A mayor número de gérmenes de granizo en una nube, dado que el agua disponible en la nube es una cantidad fija, éstos crecerán menos, resultando un mayor número de elementos precipitantes pero de menor tamaño. Esta siembra se realiza a través de estaciones en tierra (quemadores o difusores) en los que el yoduro de plata asciende hasta la nube por convección, o bien artefactos pirotécnicos (cohetes o bengalas) que explotan en la nube y distribuyen el yoduro de plata, siendo lanzados desde tierra o bien desde aeronaves.

Como hemos visto en el capítulo anterior en la génesis del granizo intervienen múltiples factores, y las nubes cumulonimbus presentan distintos grados de organización, tienen su propio ciclo de vida y una composición y estructura interna compleja y variable (tamaño y concentración de partículas líquidas y sólidas, temperatura, corrientes verticales, etc.). Por tanto, el grado de eficacia de estas técnicas es muy difícil de evaluar.
En distintas regiones de España se emplean regularmente técnicas antigranizo desde hace décadas. Aragón es una de las regiones pioneras, donde desde 1971 se emplean técnicas basadas en la “siembra de nubes” con yoduro de plata, mediante generadores en tierra así como avionetas. También se han realizado varios estudios y proyectos para evaluar su eficacia, como los que ha llevado a cabo el Consorcio para la lucha antigranizo de Aragón, que cuenta con una red de 52 generadores de yoduro de plata. Sin embargo, la posible alteración del régimen pluviométrico local y su impacto medioambiental ha obligado a que se regule y normalice el uso de estas técnicas.
Para la toma de decisiones de los órganos legislativos es necesario disponer información resumida y contrastada. En ese sentido nos ha llamado la atención el carácter didáctico de la exposición del Sr. Alonso Gajón, Director General de agricultura, en la cámara parlamentaria de Aragón para informar de la instalación de la red de estaciones antigranizo. Extraemos este fragmento de la intervención del señor Alonso Gajón en el diario de sesiones de las cortes de Aragón (11 de diciembre de 2001):
“El profesor Dessens, de la Universidad científica Paul-Sabatier de Toulouse, estima que logra disminuir la energía del granizo entre un 20 y un 40% de media. Pero ello no es igual para todos los tipos de tormentas que existen. Los estudios del profesor Sánchez, de la Universidad de León, estiman que su eficacia es alta en las tormentas unicelulares, que vienen a ser el 53% de las que se producen en el valle del Ebro; que es mediana en las multicelulares, que vienen a ser el 39%, y es muy baja en la supercelulares.”
http://bases.cortesaragon.es/bases%5Cdisca2.nsf/(ID)/84F82E7D4D5F2419C1256D72003D1F51?OpenDocument
Sin embargo, según la Organización Meteorológica Mundial, las técnicas de modificación artificial del tiempo (entre las que se encuentran la reducción de los daños asociados y del tamaño del granizo), “se basan en tecnologías en desarrollo y todavía tratan de lograr una base científica sólida”.
La lucha antigranizo en el verano de 1952
En los años 50 se empleaban de forma indiscriminada cohetes o bombas granífugas en la lucha antigranizo. Esta práctica tan peligrosa está actualmente regulada por el Real Decreto 989/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento de artículos pirotécnicos y cartuchería, que impone rigurosas restricciones, entre ellas la necesidad de disponer de un carné de manipulador experto con formación previa, seguro de responsabilidad civil, necesidad de notificar con antelación su uso, etc., por lo que en la actualidad el empleo de este sistema está prácticamente abandonado.
Durante el verano de 1952 hubo que lamentar varios accidentes. Unos días antes de la granizada de Pedrajas de San Esteban, dos agricultores de Tordesillas (Valladolid) resultaron heridos mientras araban sus tierras, al topar accidentalmente con un cohete sin explotar. Días después, el 24 de agosto, dos niños de 11 y 9 años de edad mientras se dedicaban al pastoreo en La Seca (Valladolid), encontraron un cohete antigranizo sin detonar, que estalló al ser manipulado. Como resultado de la explosión, falleció el mayor de los hermanos y el otro resultó gravemente herido. (Arranz, 2002). En Cantalapidera (Salamanca) la explosión accidental de un cohete granífugo causó la muerte a dos niños e hirió a otros tres, todos ellos hermanos y con edades inferiores a 7 años.




En la próxima entrega veremos algunas efemérides de granizadas obtenidas a través de documentos históricos, en particular en Castilla y León.
Bibliografía y referencias:
Hail and Hailstorms. Julian Brimelow. Subject: Climate Impact: Extreme Events Online Publication Date: Oct 2018. DOI: 10.1093/acrefore/9780190228620.013.666
Grimminger, G. (1933). The upward speed of an air current necessary to sustain a
hailstone. Monthly Weather Review, 61, 198–200.
Schumann, T. E. W. (1938). The theory of hailstone formation. Quarterly Journal of the
Royal Meteorological Society, 64, 3–21.
Bergeron, T. 1935. On the physics of cloud and precipitation. Proc. 5th Assembly U.G.G.I. Lisbon. Vol. 2, . p. 156.
Findeisen, W. 1938. Die kolloidmeteorologischen Vorgänge bei der Niederschlagsbildung (Colloidal meteorological processes in the formation of precipitation). Met. Z.. 55. p. 121.
Tratado elemental de Física. Ganot, A. 1860.
Flammarion, Camille (1888). L’Atmosphere: Météorologie Populaire
Meteorología. A. Arcimis. c.a.1900.
Disertacion fisica sobre la formacion, tamaño, peso, figura, color, causas, y efectos de el meteoro llamado granizo … : añadese un examen microscopico … de el que ha caido en Madrid la tarde del 26 de julio de este año de 1782 / su autor Don Pedro Alonso de Salanoba y Guilarte …Fuente: Biblioteca Digital Hispánica
Agradecimientos: A nuestra compañera Delia Gutiérrez Rubio por la revisión de los textos para su publicación en el blog.