Boletín de peligro de aludes

El boletín de peligro de aludes (BPA) es una herramienta fundamental para la planificación de actividades y la gestión del riesgo cuando se acude a la montaña nevada. Recuperamos un extracto del post publicado en 2018 en nuestro blog (ver enlace al pie) por Gerardo SANZ (Delegación Territorial de AEMET en Aragón) y Ramón PASCUAL (Delegación Territorial de AEMET en Cataluña)

En España, el número de accidentes y de víctimas causados por los aludes de nieve viene siendo creciente, especialmente en los últimos 30 años, en buena correlación con el aumento del número de personas que frecuentan la montaña nevada. En este contexto, existe una demanda cada vez mayor de seguridad por parte de todos los actores del sector de la nieve, y, por ello, un aumento significativo de la demanda de información nivológica y meteorológica, como herramienta primordial de planificación y de toma de decisiones en la gestión del riesgo.

Para dar respuesta a esta necesidad, la Agencia Estatal de Meteorología -y su predecesor, el INM- elabora desde la década de 1980 boletines de información nivológica y peligro de aludes, que condensan la información disponible para aquellos macizos montañosos en los que el manto nivoso estacional es significativo tanto espacial como temporalmente. Estas zonas son el Pirineo navarro y aragonés, que integra cinco regiones o macizos nivológicos, el Pirineo catalán, para el que se contemplan 7 macizos, los parques nacionales de Picos de Europa y de Guadarrama, y las Sierras de Peña Labra y Cordel, en la zona de Alto Campoo, en la cordillera Cantábrica .

Zonas para las que se elaboran boletines de aludes en España

Características de los boletines de peligro de aludes

Estimar y dar a conocer el peligro que en un momento dado suponen los aludes es algo complejo. Para hacerlo, además de conocer en detalle las condiciones meteorológicas que han afectado a una zona durante los días previos, es necesario tomar medidas de parámetros físicos y estructurales del manto nivoso, y aplicar modelos conceptuales específicos del comportamiento de la nieve. Unido a esto, cada vez más se tiende a realizar simulaciones numéricas, aunque el grado de desarrollo de estas es aún limitado.

Vídeo completo de la Actividad del Grupo Operativo Forestal de Peñalara, en colaboración con Aemet,en https://www.youtube.com/channel/UCd-ceYPisAtCmmoZa26I-5g?view_as=subscriber

También la valoración del peligro de aludes debe hacerse de manera diferente en función de la escala espacial con la que se trabaje. Sobre una pendiente concreta se puede estimar la probabilidad de que se desencadene espontáneamente un alud o el esfuerzo que, ejercido sobre una parte del manto nivoso, es necesario para desencadenar artificialmente una avalancha, A mayores escalas, para un macizo montañoso o región, se elaboran boletines nivológicos con información de conjunto que integra las condiciones estimadas en un número grande de laderas. Esta información es un marco de referencia sobre el que planificar itinerarios y actividades y una ayuda para la toma de decisiones sobre el terreno cuando hay que valorar el peligro concreto en cada momento en función de los factores presentes.

Para comunicar el peligro de aludes a escala regional (áreas de 100 km2 o más) se utiliza la escala europea de peligro de aludes que define cinco niveles en función de los principales elementos a considerar: el número y tamaño de los aludes esperables, si pueden darse en muchas laderas o pocas, la probabilidad de que los aludes tengan lugar espontáneamente y el esfuerzo necesario para desencadenarlos accidentalmente. El número en la escala es menor cuanto mayor es la estabilidad del manto frente a los esfuerzos o sobrecargas a que se puede ver sometido: sobrecargas débiles como el paso de un esquiador, o sobrecargas fuertes como el paso de una moto de nieve o el paso de un grupo de esquiadores que no mantienen la distancia de seguridad.

Los boletines de aludes, además de dar una estimación del nivel de peligro conforme a la escala europea, detallan la información disponible acerca de la distribución y el estado del manto nivoso y su evolución con el tiempo en función de las condiciones meteorológicas. También, y esto viene a ser lo más importante, proporcionan las informaciones complementarias acerca de los elementos que conforman el peligro: las zonas, orientaciones y tramos de altitud que cabe considerar como más peligrosos, y el tipo y tamaño de los aludes que pueden ocurrir.

Los problemas típicos de peligro de aludes

En los últimos años, la manera de estructurar y presentar la información sobre el peligro de aludes ha ido cambiando con el fin de acercarse más a las necesidades de los usuarios. Con ello, se pretende facilitar la comprensión del contenido de los boletines de aludes y hacer más sencilla la toma de decisiones en terreno de aludes.

Con este propósito, se han identificado escenarios (situaciones con características relativamente bien definidas) que se suelen repetir con frecuencia y que son por ello fácilmente reconocibles. Cada uno de estos escenarios, por tener elementos distintivos propios, va asociado a estrategias concretas de gestión del riesgo sobre el terreno lo que es, precisamente, la principal necesidad de los usuarios de un boletín de peligro de aludes. El empleo de situaciones o patrones típicos para describir el peligro de aludes, hace la comunicación más fácil y, muy importante, más inteligible tanto para los usuarios profesionales (con formación técnica sobre el tema) como para quienes tienen menos conocimientos en la materia.

Para la aplicación de este marco de trabajo y comunicación, en Europa se ha adoptado la denominación común de “problemas típicos de aludes”. La nomenclatura, las características concretas definitorias de cada problema y su uso como referencia, se acordaron por unanimidad en la asamblea de la organización de Centros europeos de predicción de aludes (EAWS) de 2017. Concretamente, se han definido cinco problemas típicos de aludes para ser utilizados en los boletines de peligro de aludes.

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Nieve reciente: es la situación en la que el peligro está relacionado con la nevada actual o más reciente. La magnitud de la sobrecarga adicional que la nieve nueva ejerce sobre el manto nivoso preexistente es el factor principal. La importancia de la sobrecarga depende de diferentes factores como la temperatura o las características de la superficie de la nieve vieja. Cabe esperar tanto aludes de placa de nieve seca como aludes de nieve seca sin cohesión, que pueden desencadenarse tanto espontánea como accidentalmente. Los aludes pueden darse en todas las orientaciones, en mayor medida en las pendientes más inclinadas, y también en las zonas de mayor altitud.

El problema que provoca la nieve reciente dura relativamente poco, típicamente uno o dos días, algo más si las temperaturas son muy bajas. Es aconsejable, en el caso de los aludes de placa esperar a que el manto se estabilice, y en el caso de los aludes de nieve suelta tener en cuenta que el peligro de caída es mayor que el de quedar sepultado.

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Nieve venteada: es el problema motivado por el transporte de nieve por el viento, que puede suceder coincidiendo o no con una nevada. Pueden desencadenarse aludes de placa de nieve seca, a veces de forma espontánea, pero sobre todo provocados por esquiadores. El peligro está típicamente a sotavento del viento dominante durante la ventisca, en canales, depresiones, cerca de cambios de pendientes, detrás de crestas u otros lugares protegidos.

El problema está presente durante la ventisca y persiste hasta, como mucho, unos pocos días después, dependiendo de la evolución del manto nivoso. Deben evitarse las acumulaciones de nieve venteada en terreno inclinado, en particular en las áreas donde hay cambios de manto delgado a grueso o de nieve dura a blanda. Los aludes de placa son la principal causa de accidentes y víctimas por alud.

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Capas débiles persistentes: este problema se da cuando en el interior del manto nivoso se forma una capa con poca cohesión entre los cristales de hielo que la forman; típicamente escarcha enterrada o, cristales facetados o con forma de cubiletes. Causan aludes de placa, desencadenados casi siempre por humanos, y se da en mayor medida en laderas umbrías al abrigo del viento.

Es un problema que puede durar semanas o meses, incluso toda la temporada en algunos casos. Se aconseja circular de forma conservadora y evitar las laderas grandes y muy empinadas, teniendo en consideración la meteorología pasada y los procesos que el manto nivoso ha podido experimentar en la zona. Prestar atención a lo que sobre ello se cuente en el boletín de peligro de aludes y buscar el conocimiento local sobre el comportamiento de cada ladera individual. También, hay que ser extremadamente cautos en zonas con manto delgado y en la transición de delgado a grueso.

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Nieve húmeda: el peligro lo provoca el debilitamiento de la cohesión del manto debido a la presencia de agua líquida en su interior. El agua se infiltra dentro del manto debido a la fusión o a la lluvia. Son de esperar aludes de placa húmeda y aludes de nieve suelta húmeda, desencadenados sobre todo espontáneamente. Si el humedecimiento del manto lo causa el sol, entonces el peligro se da sobre todo en las solanas y es mayor en zonas bajas, en las que la temperatura del aire es mayor, mientras que si la causa es la lluvia, entonces se da en todas las orientaciones.

El problema dura de horas a días, siendo posible que el manto nivoso pase de ser estable a inestable en muy poco tiempo. Los aludes espontáneos pueden ser más probables en determinados momentos del día, particularmente por la tarde a menos que la lluvia sea el factor desencadenante. Con una situación de nieve húmeda es fundamental planificar y gestionar bien el horario de la ruta. Se deben aprovechar las primeras horas si hay rehielo nocturno, y tener en cuenta que la lluvia sobre nieve nueva produce este problema de forma casi inmediata. También, hay que vigilar en el recorrido las zonas de llegada de los aludes.

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Deslizamientos basales: es el caso en que todo el manto nivoso se desliza sobre el suelo subyacente, normalmente terreno resbaladizo con superficies herbosas o zonas de roca lisa. La actividad de deslizamientos basales está típicamente relacionada con un manto grueso homogéneo o con pocas capas. Los deslizamientos basales se desencadenan casi siempre espontáneamente y son difíciles de predecir, incluso aunque se abran grietas antes de la caída. Se dan tanto con un manto nivoso frío y seco como con uno isotermo y húmedo a 0 °C. Predominan en terreno suave y liso y en cualquier orientación, pero más a menudo en orientaciones sur.

El problema tiene una duración de días a meses, incluso puede durar toda la temporada. La caída se puede dar en cualquier momento del día, aunque en primavera los deslizamientos basales se dan mayoritariamente al final del día. Lo más aconsejable es evitar el terreno por debajo de grietas de deslizamiento.

Enlaces

Boletines de peligro de aludes diarios en el siguiente enlace

Predicción de montaña en el siguiente enlace

Otra información: La guía de aludes

Artículo completo original: http://aemetblog.es/2018/02/03/prediccion-meteorologica-para-zonas-de-montana-en-espana/

Acerca de aemetblog

La Agencia Estatal de Meteorología sucedió en 2008 a la entonces Dirección General del Instituto Nacional de Meteorología, con más de 150 años de historia. Actualmente está adscrita, según el artículo 4.4 del Real Decreto 864/2018, de 13 de julio, por el que se desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio para la Transición Ecológica, a ese departamento ministerial a través de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente. El objeto de AEMET, según el artículo 1.3 del Real Decreto 186/2008, de 8 de febrero por el que se aprueba su Estatuto, es el desarrollo, implantación, y prestación de los servicios meteorológicos de competencia del Estado y el apoyo al ejercicio de otras políticas públicas y actividades privadas, contribuyendo a la seguridad de personas y bienes, y al bienestar y desarrollo sostenible de la sociedad española". Como Servicio Meteorológico Nacional y Autoridad Meteorológica del Estado, el objetivo básico de AEMET es contribuir a la protección de vidas y bienes a través de la adecuada predicción y vigilancia de fenómenos meteorológicos adversos y como soporte a las actividades sociales y económicas en España mediante la prestación de servicios meteorológicos de calidad. Se responsabiliza de la planificación, dirección, desarrollo y coordinación de actividades meteorológicas de cualquier naturaleza en el ámbito estatal, así como la representación de éste en organismos y ámbitos internacionales relacionados con la Meteorología.
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