Por:Jorge González Márquez y Juan Antonio Fernández-Cañadas
Vemos a continuación cómo es el comportamiento y distribución habitual de las tormentas en el mes de mayo en la península Ibérica y alrededores, tomando como referencia la media del periodo 1995-2016 (1).
El mes de mayo es el primero del año con una actividad tormentosa peninsular importante y con características a veces propias del verano. Si abril era el mes en el que despertaba la actividad peninsular, mayo es el primero en el que podemos encontrar tormentas fuertes y extensas en las zonas más continentales de la península, es decir, tormentas tipo “súper-célula”, con las consecuencias que pueden traer, tales como granizo de gran tamaño y tornados, aunque afortunadamente siempre de forma muy localizada. En meses más cercanos al invierno también puede aparecer alguna tormenta de este tipo, aunque rara vez en las zonas más continentales, salvo quizás puntualmente en abril.
En mayo, todas las zonas peninsulares tienen de media por lo menos un día de tormenta, a excepción del árido extremo sureste (Almería y Murcia), y se llega a 4-5 días en el Sistema Ibérico y alrededores, así como en Los Pirineos, aquí incluso con hasta siete días de tormenta al mes en las zonas más elevadas. Destaca también en mayo el contraste entre áreas terrestres y marítimas, de manera que el mapa del número de días de tormenta casi delimita el contorno de la península Ibérica, con tormentas en el interior peninsular y ausencia de ellas en el mar. Únicamente destaca actividad marítima en el Cantábrico cerca de la península y en todo el Mediterráneo al norte y alrededor de las Islas Baleares, zonas en las que las tormentas prácticamente no descansan en todo el año. En el mar Mediterráneo al sur de las Baleares, y especialmente frente a Andalucía, la actividad es escasa en este mes. En las islas Baleares se puede hablar de actividad moderada (1-2 días de tormenta al mes).
En el conjunto de la península Ibérica, la actividad tormentosa de mayo tiene cierta similitud con la de septiembre, pero es radicalmente distinta en el mar Mediterráneo, donde es notablemente superior en ese mes.
En lo relativo al número de descargas, mayo presenta valores moderados en casi todo el interior peninsular, y altos en zonas de montaña como el Sistema Ibérico, Pirineos, Cordillera Cantábrica, extremo este del Sistema Central y áreas montañosas de Cataluña y Valencia. Por el contrario, el número de descargas es bajo en Galicia, valle del Duero y gran parte de Andalucía, sobre todo la que mira al Mediterráneo. También es bajo en general en todas las zonas marítimas, salvo el Mediterráneo entre Cataluña y Baleares.
En cuanto al intervalo horario de mayor actividad (siempre horas UTC), comienza a haber una clara separación entre zonas de montaña y zonas llanas, algo que será muy común en verano. Así, podemos ver que en la mayoría de las montañas, las tormentas se dan a mediodía o primera hora de la tarde (intervalo de 12 a 16), mientras que en las zonas interiores no montañosas, se dan sobre todo a media tarde (entre las 14 y 18 UTC). En los valles predomina la actividad más tarde aún, aunque de momento sin abarcar claramente intervalos horarios nocturnos, y es que la actividad tormentosa nocturna en zonas continentales es algo casi exclusivo del pleno verano. En las áreas marítimas, destaca el final de la tarde o el principio de la noche en aquellas que tengan tierra al sur o al suroeste, como son el mar Cantábrico o el Mediterráneo frente a Cataluña y Valencia, siempre cerca de la costa. A medida que nos adentramos en el mar, predomina la actividad en torno a medianoche o ya en plena madrugada, con bastante variabilidad de unas zonas a otras. En el mar frente a Galicia y Asturias, el predominio de las tormentas es a mediodía y principio de la tarde, y frente a Andalucía, como viene siendo habitual en todos los meses vistos hasta ahora, las tormentas se dan sobre todo al amanecer o primeras horas de la mañana. Un poco más tarde, es decir, al final de la mañana o en torno a mediodía (intervalo de 09 a 13 UTC) predomina la actividad tormentosa en el Estrecho de Gibraltar, así como en la isla de Ibiza y en gran parte de la de Mallorca. Por el contrario, en el sur y oeste de esta isla, así como en la de Menorca, la actividad es más habitual en torno a medianoche.
En resumen, el mes de mayo es un claro anticipo del verano, sobre todo en lo relativo a la extensión e intensidad de las tormentas continentales.
(1). Se considera día de tormenta en un lugar concreto, aquel en el que ha habido al menos una descarga eléctrica en un radio de 10km alrededor de él