De Lorenzo G. de Pedraza, Meteorólogo y Joaquín García Vega, Ayte. de Meteorología
Publicado en 1989.
Preámbulo
Aunque el título pueda parecer un tanto sorprendente, la variedad y riqueza regional de la Península Ibérica, su atormentada geografía, la configuración de sus costas, el intervalo de latitud que abarca… Dan lugar a un auténtico “mosaico” de climas, que presentan sus adelantos o retrasos respecto a las inmutables fechas astronómicas.
La orografía tiene importantes repercusiones sobre las variables atmosféricas: nubes, lluvias, viento, temperaturas… Creando notables contrastes (umbría, -solana, estancamiento-, foehn) a ellos se fueron adaptando los vegetales, ocasionando el paisaje peculiar de cada comarca. Por ejemplo: si comparamos los verdes prados y bosques de la brumosa y lluviosa Galicia, con las áridas y soleadas tierras del Sureste español, nos enfrentarnos ante dos mundos climáticos netamente distintos.
Antes de seguir adelante, vamos a realizar algunas precisiones: En español tenemos una sola palabra: TIEMPO, para designar dos conceptos diferentes:
Tiempo cronométrico (“time” de los ingleses), que se mide con el reloj y se reseña con el calendario. La observación permite a los astrónomos fijar las estaciones del año y la duración de los días con gran exactitud.
Tiempo atmosférico (“weather” de los ingleses), que indica la acción instantánea y cambiante del comportamiento atmosférico en un lugar -aquí y ahora- su observación permite a los meteorólogos medir las variables atmosféricas (anemómetro, veleta, pluviómetro, barómetro, termómetro…). Con sus datos simultáneos se dibujan los mapas del tiempo. En español podríamos utilizar la palabra “temperie” (para ambiente atmosférico) y “tempero” (para condiciones apropiadas de las tierras) en cuanto a humedad y temperatura.
Huyendo de la palabra tiempo, se ha venido a caer en el mal uso de la palabra clima, utilizándola corno sinónimo de la palabra tiempo atmosférico. Clima es un valor calculado, no de observación directa, basado en un estudio estadístico de los tiempos atmosféricos durante un largo período cronológico (series de 30 años o más). Se obtiene así el valor medio, las frecuencias y las desviaciones que caracterizan el clima de un lugar, indicando lo que tienen de permanente la atmósfera allí; teniendo presente su altitud, continentalidad, latitud, orientación…
En fin, podríamos decir que con el tiempo se trata de analizar y matizar un comportamiento instantáneo de la atmósfera; mientras que con el clima se intentan sintetizar los caracteres atmosféricos. Algo parecido a las personas cuando se habla de su “talante” (actitud momentánea y cambiante) o de su ” temperamento” y “carácter” (cualidades permanentes) que caracterizan a cada individuo. Lo que es bien cierto, es que el estado atmosférico y el clima imprimen carácter: comparemos la nostálgica “morriña” del gallego (ambiente brumoso y gris) frente a la euforia extrovertida del andaluz (luz y sol deslumbrante).
En ocasiones existe un “veto del clima” para la adaptación de una raza extraña de ganado distinta de los caracteres de las razas autóctonas, o bien para la aclimatación de una planta de especie exótica. Tanto es así que cuando los vegetales alcanzan sus óptimas condiciones de crecimiento y evolución se dice que consiguieron su “climax”.
Resumiendo, podríamos decir que el tiempo es el análisis instantáneo de la atmósfera; mientras que el clima sintetiza la sucesión de tiempos habituales en una región. El tiempo es un “flash ” y el clima una imagen con “exposición”. Los locutores y periodistas confunden los términos en ocasiones; así dicen: el clima de esta tarde en el estadio aparece ventoso y lluvioso; quieren referirse al tiempo. Está claro.
Estaciones astronómicas del año
El planeta Tierra, con su atmósfera, presenta varios movimientos. Dos de los más principales para nuestro tema son: Rotación de la Tierra sobre su eje. Ello da lugar al día y la noche. A esto van vinculados muchos efectos del calentamiento y enfriamiento de los suelos y del aire que descansa sobre ellos: Temperatura máxima y mínima, régimen de vientos y brisas, variaciones de humedad.
Traslación de la Tierra alrededor del Sol, describiendo la órbita eclíptica. Como el eje de la Tierra aparece inclinado 23° 1/2 con respecto al plano de la órbita, la radiación solar recibida es distinta según su posición respecto al Sol. Tenemos así las ESTACIONES DEL AÑO. En el Hemisferio Norte, en fecha de equinoccios el día y la noche tienen igual duración; en el solsticio de verano el día alcanza 15 horas y en el solsticio de invierno tan sólo 9 ho ras.
Así, pues, la primavera es una estación fija e inmutable para los astrónomos; pero es voluble y desconcertante para los meteorólogos, resultando convencional y con umbrales estadísticos para los climatólogos. En primavera se presentan períodos alternativos de sol y nubes, de calma o viento, de sequedad o lluvia, de frío o de calor. Puede venir adelantada o retrasada respecto a las fechas que le fija la Astronomía, con “veranillos” precoces o retrocesos al frío. Cuando el tiempo y el calendario ” llevan el paso cambiado” se trastocan el comportamiento normal de la atmósfera, tal sería el caso de la Meseta con un verano fresco y lluvioso, o de una primavera cálida y seca o de un invierno templado.
Primaveras climatológicas
Durante los meses de abril, mayo y junio los días crecen progresivamente llegando desde 12 a 15 horas. El hecho de que haya más sol y más luz implica un despertar de la Naturaleza que afecta a muchas facetas agrícolas, ganaderas, forestales, fenológicas e hidrológicas. Los ingleses llaman a la primavera SPRING = Resorte, pues al actuar sobre la savia y la sangre pone en pie todo el mundo animal y vegetal
El fuerte caldeo solar calienta los suelos y éstos actúan sobre e l aire que tienen encima; además la evapotranspiración se hace más acusada. Es así como la atmósfera va evolucionando: el aire denso y húmedo del invierno (el que daba las nieblas) o el frío y seco (el que daba las heladas), es sustituido ahora por el aire cálido y liviano. Si está seco se eleva en grandes burbujas o globos, si está húmedo da lugar a las nubes en desarrollo vertical y a las tormentas.
En el campo se pasa por situaciones críticas que acobardan al agricultor: puede haber heladas tardías hasta mediados de abril, y puede haber tormentas y granizo tempranos a principios de mayo.
En primavera también cambia el tipo de precipitaciones. En vez de las lluvias mansas y persistentes, asociadas a las nubes en desarrollo horizontal, suele n presentarse chubascos cortos y bruscos, vinculados a nubes en desarrollo vertical, que alternan con Cielo despejados. Indica el refrán: “Reparte su tiempo abril entre llorar y reír”.
Figura 1.- El esquema orográfico de la Península Ibérica influye en la llegada de masas de aire y en la distribución de aves emigrantes
- Una especie de letra S (ese) marca la vertiente mediterránea, con dos acusados “porrillos” para la penetración de vientos del SE: la desembocadura del Ebro y la zona Murcia-Albacete.
- Una especie de número 3 (tres) abierto a la influencia de los vientos atlánticos del W y SW, que entran por el flanco portugués. Son “portillos” acusados el del País Vasco (con trasvases a la cuenca del Ebro y del Duero) y el de la cuenca Miño-Sil.
Según regiones, y muy ligadas a latitud y altitud, las primaveras van apareciendo escalonadamente en la Península Ibérica, desde el Sur y Levante hacia el Centro y el Norte. Los últimos reductos son las tierras altas y frías del Sistema Central, Montes de León, Cordillera Ibérica y Pirineos. Las más precoces Andalucía, Murcia y Extremadura. El esquema orográfico de la Península se presenta en la figura 1.
Dos refranes matizan perfectamente el principio y fin de la primavera. En el equinoccio: “San José, esposo de Mar/a, hace la noche igual al día”. San José es el 19 de marzo, y el equinoccio el día 21 de ese mes. En el solsticio: “Sin engaño, el día de San Juan es el más largo del año”, San Juan es el día 24 de junio y el solsticio es el día 22.
Umbrales térmicos
Figura 2.- Gráfico con la distribución mensual de temperaturas medias a lo largo del año.
Si con las temperaturas medias mensuales dibujamos la gráfica de las temperaturas y repetimos esa gráfica, desde diciembre hasta abril, nos resulta una curva con un máximo y un mínimo.
La primavera es el tramo ascendente 10° a 17°.
El otoño es el tramo descendente 17° a 10°.
El ejemplo compara las gráficas de dos observatorios:
Córdoba: primavera (15 de en. a 10 de ab.) – otoño (10 de oct a 30 de nov.).
Albacete: primavera (15 de mar. a 10 de jun.) – otoño (10 de sep. a 20 de oct.).
(fig. 2). El verano está en la zona convexa (máximo) y el invierno en la zona cóncava (mínimo). Los puntos de inflexión corresponden a las estaciones de “entretiempo”. La primavera está en la rama ascendente y el otoño en la rama descendente. En la primavera tiene pendiente más acusada que en el otoño. El año agrícola, desde septiembre de un año a agosto del año siguiente -es decir cortando desde el otoño – es mucho más racional que el año civil.
Con los datos climáticos de los distintos observatorios de España, estuvimos tanteando para establecer un criterio de comparación y nos hemos decidido por los siguientes umbrales:
Primavera: Entre 10° y 17° de temperatura media mensual.
Verano: Superior a los 17° de temperatura media mensual.
Otoño: Entre 17° y 10° de temperatura media mensual.
Invierno: Inferior a 10° de temperatura media mensual.
Sobre las gráficas, los meses de abril y octubre resultan bastante simétricos en comportamiento. Alguien definió el otoño como “una especie de primavera al revés”. Para los ingleses otoño es FALL = Apaciguamiento, caída.
La inercia del calentamiento de los suelos va influyendo en el aire: a mediados de mayo las noches son todavía frescas y a finales de septiembre aún son cálidas, de ahí que los festejos populares nocturnos se realicen en otoño y no en primavera. Los máximos calores en España se registran entre Santiago (25 de julio) y S. Lorenzo (10 de agosto), mientras que el solsticio de verano es el 22 de junio.
Los fríos más acusados son entre San Antón (17 de enero) y la Candelaria (2 de febrero), en tanto que el solsticio de invierno fue el 22 de diciembre.
Vemos, pues, que además de las estaciones astronómicas podemos definir unas estaciones climáticas. Así podríamos determinar un calendario local para cada comarca, muy útil para aplicaciones agrometeorológicas.
Fenología
La fenología indica la influencia que tiene la marcha del tiempo atmosférico sobre el comportamiento de las plantas y animales. Estos “indicadores vivientes” pueden resultar unos aparatos meteorológicos registradores más sensibles y perfectos que los diseñados por el hombre, pues resultan sensibles simultáneamente a varios elementos: tempera tura, iluminación, humedad, etc., con lo que integran sus efectos.
Naturalmente, la misma planta no florece en igual fecha todos los años, ni las aves emigran el mismo día. Según los años se presenten fríos o cálidos, secos o lluviosos, el comportamiento de esos indicadores vivientes será bien distinto.
A principios de primavera llegan a España las aves silvestres em1grantes: golondrinas, vencejo, cuco, ruiseñor, abejaruco, tórtolas, codornices… Que vienen huyendo de los fuertes calores de África y escogen nuestros territorios para nidificar y reproducirse. Hacia esa misma fecha abandonan la Península Ibérica las aves que pasaron aquí el invierno: grullas, gansos, patos, tordos, palomas, torcaces… Que habían llegado cuando los vientos y heladas invernales aterían de frío al Centro y Norte de Europa, y que ahora vuelven allá para la reproducción. Vemos pues que la Península Ibérica es una encrucijada de caminos con “parada y fonda ” para las bandadas de aves turistas.
El refranero da cita a estas excursiones migratorias:
- “De marzo a la metá, la golondrina viene y el tordo se vá” (Extremadura).
- “A tres de abril el cuclillo ha de venir” (Centro y Galicia).
Las aves emigrantes procedentes del Norte de África abordan a España por el Golfo de Cádiz, Gibraltar, Mar de Alborán y costas de Levante. Suelen hacerlo con una situación meteorológica de borrasca entre Azores y Canarias y anticiclón sobre Italia. Entonces soplan hacia España vientos de componente Sur y las bandadas emigrantes vuelan con ese “viento de cola” a su favor, especialmente codornices y tórtolas. Entre mediados de agosto y primeros de septiembre las aves emprenden el retomo a sus cuarteles de invierno en África. Lo hacen con vientos que soplan de Norte a Sur, aprovechando el paso de algún frente frío que cruce la Península, desde el Cantábrico al Mar de Alborán, llevando de cola el viento del Norte. Precisamente la media veda para codornices y tórtolas se establece en el mes de agosto, para que los cazadores aprovechen la emigración de las aves cebadas. Las cigüeñas se “bajan al moro” durante agosto, las golondrinas y vencejos a primeros de septiembre.
Estas alternativas de emigración mantienen un buen cupo de especies sobre la Península a lo largo del año: codorniz, tórtola… en primavera y verano; palomas torcaces, gansos, patos… en otoño e invierno. Todo ello hace de España un paraíso cinegético.
Las plantas y árboles silvestres florecen y echan las hojas en primavera. Muchos animales salvajes están en época de celo. Aparecen colonias de insectos que pueden degenerar en plagas. Los reptiles de sangre fría responden como auténticos termostatos a la subida de la temperatura.
Las líneas que unen puntos de igual fecha de aparición de una fase fenológica (floración, llegada de aves…) se denominan “isofenas”. En la figura 3 se ha representado el mapa promediado de la llegada de la golondrina en España.
Figura 3.-Mapa con las isofenas de llegada de la golondrina. Valores medios del período 1945 a 1984.
15 de enero: Golfo de Cádiz y Algarbe portugués.
15 de febrero: Extremadura, Guadalquivir, Costa del Sol.
15 de marzo: La Mancha, Murcia, Levante. Ebro, Rías Ba¡as.
15 de abril: Cantábrico, Duero, Cataluña, Navarra.
15 de mayo: Zonas alta de León, Ávila, Soria, Teruel, Huesca…
Las cigüeñas realizan un anticipo precoz de la primavera, avanzando en los meses de febrero y marzo desde África y Extremadura hacia el Centro y Norte de España. Indica el refranero: “Por San Blas la cigüeña verás, y si no la vieres, mal año tuvieres”, San Blas es el 3 de febrero. Y la Candelaria es el día 2.
El mejor ” notario” del tiempo que da fe de la llegada de la primavera es el cuco, que hace sentir su rítmico canto por montes y bosques. Un suceso común es el ver cruzar el cielo a la hembra del cuco perseguida por urracas, cuando le sorprenden tratando de poner el huevo en su nido.
La latitud y la altitud influyen mucho en la distribución de luz y temperatura. En España son comarcas precoces el Sur y Levante, más tardías el Centro y el Norte, francamente retrasadas las montañas interiores.
Los gallegos asocian la llegada de la primavera con el vuelo de volvoretas y anduriñas – de mariposas y golondrinas – por sus prados y montes.
Apoyándonos en la fecha de llegada de las golondrinas se podría establecer una distribución de las primaveras para España:
- 15 de enero: Llegada al Golfo de Cádiz y bajo Guadalquivir.
- 15 de febrero: Están ya en Extremadura, Andalucía y Murcia.
- 15 de marzo: Alcanzan La Mancha y el valle del Ebro y también las Rías Bajas gallegas.
- 15 de abril: Valle del Duero y litoral Cantábrico.
- 15 de mayo: Zonas altas del Sistema Central, Pirineos e Ibérica.
En ocasiones la floración de una determinada planta coincide con la llegada de una especie de ave, lo que relaciona una regla empírica de existencia, muy ligada al medio ambiente atmosférico.
En la Meseta Sur, concretamente en Madrid, son umbrales bien definidos los siguientes “veranillos”:
- Cigüeña y floración del almendro. Mediados de febrero a mediados de marzo.
- Canto del cuco y floración de lilas. A Jo largo del mes de abril.
- Ruiseñor, amapolas y rosas. Primera quincena de mayo.
Las aves hacen los nidos, efectúan la puesta de huevos y los incuban. Cuando nacen los pollos precisan proteínas para su alimentación, ello quiere decir que simultáneamente, ha de haber entrado en actividad el mundo de los insectos y sus larvas. Los cigoñinos son alimentados en el nido con culebras y ranas… Ello requiere humedad ambiental y charcos frecuentes.
Detalles primaverales
En el mes de abril puede haber retrocesos al frío, con heladas. Esto puede provocar grandes pérdidas en la floración de frutales y en el brote de la viña; también merma la producción de leche y queso, cuando coge las ovejas recién esquiladas. Por ello sentencia el refranero: “Abril, deberían llamarte iah vil!”.
En ocasiones, mediado abril, puede lucir el sol por la mañana, granizar por la tarde y helar de noche: ello ocurre cuando cruza un frente frío acompañado de nubes de desarrollo vertical con chubascos de granizo y luego la cuña anticiclónica que viene detrás estabiliza la atmósfera, despeja el cielo, calma el viento y por la noche hiela. Por ello dice el proverbio: “Negará la madre al hijo; pero no el hielo al granizo”. En época en que el día es lo bastante largo para crear inestabilidad y nubes con movimientos ascendentes; pero la noche es también lo suficiente larga para determinar calma, cielos despejados y enfriamiento del suelo por irradiación. Y a la granizada puede seguir la helada.
Corren vallejos, riachuelos y ríos y el campo se viste de un verde deslumbrante. Proliferan en primavera las margaritas por los prados, y las amapolas por los sembrados; también surgen setas de cardo y espárragos trigueros en las lindes de las parcelas. Por la zona centro la viña flore – ce después de las lilas y antes que la acacia, casi simultáneamente con la encina y el olivo. Si la primavera es muy lluviosa crece con profusión la hierba; luego, al secarse, constituye un riesgo potencial de incendio por montes y bosques.
El aumento de luz y calor y también la humedad asociada a los chaparrones, determinan un rápido crecimiento de la hierba y los insectos. Es época para tratamiento de herbicidas contra las malas hierbas y de espolvoreas y fumigaciones de productos fitosanitarios contra las plagas. Aparece la “oruga procesionaria” en los pinares y la ” lagarta” en las encinas de las dehesas. En función de los valores medios locales de temperatura y humedad se establecen calendarios de tratamiento contra plagas.
Alergias de primavera
En plena primavera aparece una notable contaminación natural del campo; nos referimos a la polinización simultánea de muchas especies de plantas y a las pelusas de larvas y crisálidas de insectos que quedan concentrados en bajos niveles de la atmósfera, debajo de la inversión de los anticiclones. La aparición de flores y el ambiente soleado y encalmado pone en acción a los insectos polinizadores (abejas, mariposas, etc.) que vuelan de flor en flor y contribuyen a su fertilización. La “polinosis ” desencadena una oleada de estornudos, picores de ojos y nariz, problemas respiratorios, asma, fiebre del heno… Cuando la primavera es fresca y lluviosa, si después aprieta el sol, todas las especies polinizan de golpe, y la concentración de pólenes se hace agresiva. Las zonas continentales como la Meseta presentan un calendario corto y concentrado de pólenes. Cerca del mar, las brisas que proceden del agua son limpias de polen; pero pueden ocasionar asma por alto contenido de sal pulverizada. La montaña tiene más atrasada la polinización respecto al llano; si en éste se da en abril; en aquélla aparecerá en junio.
Los bruscos y desconcertantes cambios de presión atmosférica en primavera provocan dolores de cabeza, úlceras sangrantes, palpitaciones… En las personas “meteorolábiles” hay reacciones del hipotálamo, hipófisis, timo… Que ocasiona alteraciones en la digestión, producción de hormonas y procesos metabólicos. Para ellos la primavera no es inofensiva.
El polen de las gramíneas, olivo, encina, etc., las pelusillas y el roce de las patas de las o rugas de álamos y fresnos… Estropean la buena prestancia de que goza la primavera y que cantan los poetas.
Las temperaturas sentidas por el cuerpo humano, pueden ser muy distintas de las leídas en los termómetros. El efecto del viento o de la humedad hace mucho más sensible la sensación del frío.
Las primaveras climáticas de España
Los suelos actúan calentando el aire que se estanca sobre ellos. Los suelos reciben la radiación solar (onda corta), y luego ellos irradian calor (onda larga). Existe un problema de inercia entre el calentamiento y enfriamiento de los suelos. Ya hemos dicho que esto se refleja bien en la curva diaria del termógrafo, o en la representación de temperatura media de los meses del año.
La primavera queda acotada entre las últimas heladas (aire seco y frío) y las primeras tormentas (aire húmedo y caliente). Entre el invierno que se va y el verano que llega. El calor seco – ambiente caliginoso-, es más llevadero que el calor húmedo – ambiente de bochorno-. Asimismo, el frío seco – helada – se aguanta mejor que el frío húmedo – niebla.
Con los umbrales térmicos ya aludidos, basados en la temperatura media mensual, la primavera queda comprendida entre el intervalo 10° < 17°. Hemos aplicado esto a varios observatorios representativos y hemos obtenido los valores que se indican, como ejemplo de Primaveras Climáticas:
- Santander: 3,5 meses (del 15 de febrero al 31 de mayo).
- León: 2 meses (del 1 de abril al 31 de mayo).
- Albacete: 2,5 meses (del 15 de marzo al 10 de junio).
- Córdoba: 2 meses (del 15 de enero al 10 de abril). Palma de Mallorca: 3 meses (del 19 de febrero al 10 de mayo).
- Zaragoza: 2 meses (del 1 de marzo al 30 de abril).
Las isolíneas representativas del umbral del comienzo de la primavera (T = 10°), indican diferentes fechas según comarcas. La más adelantada corresponde al Golfo de Cádiz, costa del Mar de Albarán y Murcia, las más atrasadas son las frías tierras de Ávila, Burgos, Molina de Aragón, Teruel, León, Jaca, Valladolid, Soria… (en el mes de mayo). Destacan por su primavera avanzada las Rías Bajas gallegas y el bajo Ebro (a comienzos de marzo). En zonas costeras del Mediterráneo y en las Islas Baleares la primavera es larga, por el interior de España es corta y con altibajos.
En Canarias, el tiempo es muy uniforme y estable a lo largo del año y en los años. Allí, lo que tienen es clima más bien que tiempo. Disfrutan todo el año de una temperatura media por encima del umbral de los 17°. Durante los meses de mayo a octubre sopla el viento alisio del NE con persistencia, dando abundante nubosidad (gotitas de nube que mojan la vegetación) en la ladera septentrional de las islas; pero las lluvias son nulas. En invierno pueden llegar invasiones de aire frío en altura (5.000 m) con formación de “gota fría” y torrenciales aguaceros.
Resumen
Hemos podido comprobar que no es tan sencillo como parece fijar unos umbrales y períodos que den el principio y fin de la Primavera climatológica.
- La Astronomía la fija un lugar y momento: el paso del Sol por el punto Aries en la esfera celeste, en fecha 21 de marzo. Movimiento relativo del Sol.
- La Geografía de la Península Ibérica complica el problema de distribución de nubes, temperaturas, viento y lluvias con sus contrastes de latitud (entre 36° y 44° N) y altitud (desde el nivel del mar a los 3.000 m de la alta montaña).
- La Climatología nos ayuda a buscar umbrales térmicos (entre los 10° y 17° de temperatura media) que se corresponden con fechas muy distintas según los observatorios sean del Cantábrico, del Mediterráneo, del Ebro, del Guadalquivir, de las Mesetas, de las Cordilleras…
- La Fenología indica la respuesta y comportamiento de plantas y animales con respecto a la marcha del tiempo atmosférico. Es primavera en el mes de febrero por Extremadura y Andalucía; pero no lo será hasta mayo por los Pirineos y las frías tierras de la Cordillera Central y Sistema Ibérico.
La primavera se compara con la vitalidad de la juventud, significa el despertar de los campos y animales después del letargo invernal. Crece la hierba en los prados, llegan las aves emigrantes, florecen árboles y plantas… simboliza una repentina eclosión de vida – de la sangre y de la savia -. “La primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido”.
El día 21 de marzo (fecha de la llegada de la primavera astronómica) se celebra el día del árbol y los niños de los colegios plantan árboles en los montes y jardines bajo el patrocinio del ICONA También es la “Fiesta de la poesía” y se celebran juegos florales y certámenes para premiar los mejores versos. E l 23 de marzo se celebra el día Meteorológico Mundial, pero ello es casualidad, pues resulta ser fecha de efemérides, en 1951, por la creación de la Organización Meteorológica Mundial (O.M.M.).
Las terrazas de los bares y los puestos de helados y refrescos cambian la imagen de la calle al llegar la primavera y se sustituye n los abrigos por las vistosas y ligeras ropas de ” entretiempo” (locución muy acertada).
Cada comarca natural: valle, montaña, costa, meseta, tiene su Primavera climática asociada a la floración de especies, vuelo de insectos y canto de aves. Son las Primaveras de España con sus mágicos matices, su sol y sus chaparrones. Según venga el año, aparecerán adelantadas o retrasadas respecto a su «fecha media».
Para acabar y con objeto de suavizar un tanto la cita de umbrales, cifras y fechas, recordemos los versos de Antonio Machado:
“La primavera besaba/lentamente la arboleda.
Y el verde nuevo brotaba/ como una verde humareda.”
Con ello ponemos fin a nuestras disquisiciones meteorológicas y fenológicas