Por Rubén del Campo Hernández, Técnico de Meteorología. Área de Información Meteorológica y Climatológica de Aemet.
El invierno climatológico de 2017-2018 ha comenzado con una irrupción de aire frío que da lugar a temperaturas muy bajas y nevadas no solo en las montañas, sino también en capitales de provincia como Pamplona. El viento sopla con fuerza y ello provoca una sensación térmica de frío muy intenso.
Pero poco a poco el anticiclón va a ir posicionándose cerca de la Península Ibérica, y cuando eso ocurre en inverno tras una entrada de aire frío, suele dar lugar a jornadas con temperaturas bajas, especialmente las mínimas, que quedan por debajo de los cero grados en muchas zonas del interior.
La predicción de Aemet para el lunes 4 de diciembre nos trae además una pequeña “sorpresa”, que podemos ver aquí:
En la frase rodeada por puntos leemos que las nieblas matinales podrían ir acompañadas de cencellada en distintos valles del interior peninsular. Estas nieblas matinales aparecen fruto del enfriamiento nocturno por irradiación: los cielos despejados y la ausencia de viento facilitan que se escape el poco calor acumulado en la superficie durante el día, y como la noche es larga, la pérdida de calor se prolonga lo suficiente como para alcanzar la temperatura del punto de rocío, es decir, aquella en la que se produce la condensación del vapor de agua y que da lugar a la formación de nieblas.
El fenómeno se produce con mayor facilidad en los valles de los ríos por dos razones fundamentales: por un lado, el aire frío procedente de las laderas que los cierran suele descender al ser más pesado y queda acumulado en ellos; por otro lado, existe la humedad suficiente (procedente de los ríos que los surcan) para que se forme la niebla.
Y a todo esto, ¿qué es la cencellada? Se trata de un hidrometeoro íntimamente ligado a la niebla y a las bajas temperaturas. La Organización Meteorológica Mundial lo define como un “depósito de hielo formado en general por la congelación de gotitas de niebla o de nubes subfundidas sobre objetos duros, cuya superficie está a una temperatura inferior o ligeramente superior a 0°C”. La cencellada es, por lo tanto, una acumulación de hielo en objetos expuestos a la intemperie bajo unas determinadas condiciones. Se necesita la ocurrencia simultánea de dos factores esenciales: temperaturas cercanas o inferiores a los 0ºC y presencia de nieblas. Los vientos fuertes ayudan a que los depósitos de hielo sean más espectaculares, pero la causa de su formación es la misma.
Como todos sabemos, la congelación del agua se produce a 0ºC, por eso es necesario tener temperaturas cercanas o inferiores a ese valor. En muchos episodios de cencellada la temperatura del aire es claramente inferior a 0ºC y a pesar de ello, las partículas de forman la niebla o las nubes suelen estar en subfusión, es decir, mantienen su estado líquido a pesar de que la temperatura está por debajo de los cero grados Celsius. Esas gotitas subfundidas se congelan instantáneamente en el momento en que chocan contra una superficie y mientras persistan la niebla y las bajas temperaturas continuarán chocando y acumulándose en las superficies.

Cencellada sobre la vegetación durante un episodio de nieblas y bajas temperaturas en el valle del Ebro.
La cencellada es un fenómeno de gran belleza, especialmente cuando cubre la vegetación. Además de la imagen anterior, aquí tenéis otros ejemplos de vegetación cubierta de cencellada
Un ejemplar de tajinaste rojo, planta endémica de las cumbres de Tenerife, en plena floración primaveral (foto superior) y cubierto de cencellada (foto inferior).
La cencellada que se forma en los fondos de los valles (que es la que esperamos para los próximos días) es muy diferente en su aspecto a la que podemos observar en la cima de las montañas. Aunque el mecanismo de formación es esencialmente el mismo (bajas temperaturas y presencia de nieblas), en las montañas suele concurrir otro factor determinante: el fuerte viento. En esos casos hablamos de nieblas orográficas: nubes empujadas hacia las crestas a gran velocidad y que envuelven las cumbres con su contenido acuoso. Cuando esto ocurre, dada la gran cantidad de gotitas que chocan contra las superficies empujadas por el viento, los depósitos son espectaculares y predominan las acumulaciones en la dirección desde la que sopla el viento, tal y como vemos en las siguientes imágenes, obtenidas tras episodios intensos de cencellada en el Observatorio Atmosférico de Izaña, Tenerife, a 2.371 metros de altitud:

Torre del anemómetro y veleta del Observatorio Atmosférico de Izaña con cencellada en el mástil y en los vientos que la sujetan

Heliógrafo de Campbell-Stockes con cencellada en el jardín meteorológico del Observatorio de Izaña.

Tubo tomamuestras de aire con cencellada en la azotea del Observatorio
En este vídeo se observa muy bien cómo queda adherida la cencellada a las superficies expuestas a la niebla y al viento en zonas de montaña:
Ya veis que se trata de un fenómeno de gran belleza, a veces espectacular, pero también peligroso, porque las gotitas de niebla se pueden acumular también en las carreteras, congelándose y creando placas de hielo que hacen patinar a los vehículos que circulan sobre ellas.
Más información sobre cencelladas en zonas de montaña:
http://www.supranubius.es/2015/03/la-cencellada-i.html