Esta semana pasada por agua está complicando la operación aérea en algunos puntos de nuestro país. Las tormentas se caracterizan por fenómenos como las lluvias intensas, granizo y vientos fuertes, además del aparato eléctrico. Como podéis suponer, los pilotos seguimos la máxima de “cuanto más lejos mejor” cuando hablamos de tormentas, y no solamente evitaremos el vuelo dentro de las tormentas sino que nos mantendremos a una distancia de seguridad.
La presencia de tormentas afecta a un aspecto crucial en la seguridad del vuelo: la cantidad de combustible que se carga en un avión. En estos casos, la posibilidad de que la distancia recorrida total sea mayor con el fin de evitarlas nos va a generar un consumo superior. Si las complicaciones en las condiciones de la atmósfera se producen en el destino o en aeropuertos alternativos pueden condicionar la gestión del tráfico y aumentar la duración del vuelo, por lo…
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