El ocaso del invierno en España: análisis sobre su progresiva reducción

Se dice que la memoria meteorológica es corta, que apenas podemos retener los eventos extremos y que tendemos a exagerarlos. La percepción entre la población, tanto joven como mayor, es que los inviernos ya no son lo que eran. ¿Es esta percepción verdadera o no? El siguiente análisis tiene como objetivo proporcionar cifras concretas.

Benito Fuentes López (@metbeni)

Durante décadas se viene registrando un número de récords de días fríos inferior al esperado por simple variabilidad natural [1] y unas temperaturas mínimas en general más altas [2], lo cual concuerda con las proyecciones establecidas por los diferentes escenarios de cambio climático. Una de las predicciones es la reducción de los inviernos y la extensión de los veranos. Un estudio realizado por César Rodríguez [3] analizó las series de temperaturas de diferentes observatorios del país y encontró que los veranos se están alargando entre 4 y 15 días por década dependiendo de la zona. Inspirado en ese trabajo, se realizó algo similar pero aplicado a todo el territorio nacional [4]. Este trabajo busca realizar el mismo análisis para el invierno.

¿Cómo se realizaron los cálculos?

El primer paso para determinar si hay cambios en el invierno es definir qué se considera invierno y cuánto dura. Se utilizó la base de datos del reanálisis ERA5 del Copernicus Climate Change Service (C3S) [5] que proporciona datos horarios desde 1940 hasta la actualidad con una resolución espacial de 0.25⁰ de latitud y longitud. Para cada punto se realizaron los siguientes cálculos:

1. Se calculó la temperatura media diaria desde el 1 de diciembre hasta el 28 de febrero (Península y Baleares) o desde el 15 de diciembre hasta el 15 de marzo (Canarias) del periodo de 1991 a 2020. Se utilizó la temperatura media en lugar de la mínima para evitar incluir períodos fuera del invierno que registrasen temperaturas mínimas propias de esa estación pero alejadas de un comportamiento típicamente invernal (con máximas también bajas). De esta manera, se eliminaron esos períodos (muy típicos de la primavera) que podrían confundir y prolongar el invierno más de lo necesario.
2. A continuación, se estableció un umbral basado en el percentil 70 de la distribución de temperaturas medias diarias. Esto permitió eliminar días atípicos con anomalías positivas muy altas. En la imagen siguiente se muestran los valores umbrales en cada punto.

Imagen 1: umbrales de temperatura media (⁰C) que definen el invierno

3. Posteriormente, se calculó la temperatura media móvil de nueve días para cada año desde 1940 hasta 2022 y se determinó el primer y último día del año en el que el umbral de temperatura establecido era igual o inferior. Se optó por utilizar un período prolongado que representara el invierno en lugar de considerar un día específico de primavera u otoño con una temperatura excepcionalmente baja, evitando así falsos positivos. Para calcular el valor de un día en particular, se promedió su temperatura con las cuatro fechas anteriores y las cuatro siguientes (un total de nueve días).

4. Finalmente, se analizaron las fechas de los 82 inviernos en busca de una tendencia creciente o decreciente utilizando el test de Mann-Kendall. [6]

A pesar de que la metodología y los umbrales pueden parecer subjetivos, los resultados obtenidos mostraron un comportamiento consistente y similar cuando se modificaron algunos parámetros (como el percentil, las fechas, el periodo climatológico, etc.) lo que indica que efectivamente la duración del invierno se está reduciendo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los resultados obtenidos deben considerarse como una aproximación y no como valores absolutos o inflexibles.

Reducción del invierno

Las siguientes imágenes muestran que en casi todo del territorio se detecta una reducción evidente del periodo invernal desde la década de 1940. La disminución es menor en el suroeste peninsular y mayor en el centro y este, superando en la mayoría de puntos más de un mes. En promedio, los inviernos actuales son un mes más cortos que a mediados del siglo XX. Las áreas punteadas representan regiones cuya tendencia no puede garantizarse con más del 95% de “seguridad” (p-valor superior a 0.05). En términos porcentuales, el invierno ha reducido su duración más de un 30% en más de la mitad del país. Cabe destacar que en áreas marítimas del archipiélago canario también se detecta esta fuerte tendencia e incluso es superior y más clara que en la Península (se han dibujado en el mar para dar mayor contenido a la imagen). Parte de la explicación puede deberse al hecho de que las amplitudes de temperatura en el archipiélago son menores y, por tanto, una mínima variación de la misma puede traducirse en un cambio grande en la fecha.

Es importante señalar que una tendencia descendente no implica necesariamente que cada invierno sea más corto que el anterior. Durante la última década ha habido inviernos más largos y más cortos, pero al analizar un período prolongado se observa un predominio cada vez mayor de inviernos más cortos y una disminución en su duración.

Figura 2: reducción del invierno desde 1940

La extensión de los inviernos se está reduciendo a costa del «robo» por parte de la primavera y el otoño. El alargamiento gradual no es uniforme y, en general, es mayor en primavera que en otoño. La extensión de la primavera, conocida como «invernavera», es más notable en el sur, centro y este peninsular, con valores que superan las tres semanas en muchos lugares. Además, la tendencia es clara en gran parte del territorio. El comportamiento es similar en las Islas Canarias. Por tanto, podemos afirmar que la reducción de la primavera por culpa de la extensión del verano se ve compensada por su alargamiento a costa del invierno. [4]

En cuanto a la reducción del invierno por parte el otoño, conocido como «inverotoño», es menor. En el sur y puntos del este es muy baja y no existe una seguridad superior al 95%, mientras que en el resto la tendencia supera los diez días y la certeza es clara. En el caso de las Islas Canarias, la extensión del otoño es mayor en el oeste con valores que superan las tres semanas.

Figura 3: reducción del invierno por parte de la primavera y el otoño

Ante los resultados obtenidos en este análisis, surge la tentación de extrapolar hacia el futuro e imaginar cómo podría ser la extensión del invierno en otros 82 años. Sin embargo, esta proyección debe realizarse con extrema cautela, ya que la reducción paulatina del invierno no es lineal ni monótona, sino que presenta épocas con fuertes tendencias, estancamientos e incluso aumentos ligeros. En general, la tendencia descendente se ha detectado en la Península a partir de las décadas de los 80 y 90 del siglo XX, es decir, en la segunda mitad del período estudiado. En las Islas Canarias, la tendencia no comenzó hasta mediados de la década de los 90. En otras palabras, es posible que la reducción del invierno se esté acelerando.

Figura 4: inicio aproximado de la tendencia observada. No se han dibujado aquellas áreas en las que la tendencia no es clara (seguridad inferior al 95%)

En resumen, los datos respaldan la percepción de que los inviernos se están acortando, lo cual concuerda con las proyecciones de cambio climático. Esta reducción del invierno se compensa en parte con un alargamiento de la primavera, mientras que el impacto en el otoño es menos pronunciado.

Para finalizar, se presenta un análisis del comportamiento invernal en varias ciudades. En el gráfico, el área resaltada en azul representa la extensión de cada invierno, mientras que las líneas negras indican el promedio del inicio y finalización del invierno durante el periodo 1991-2020. Asimismo, la línea verde muestra la tendencia de la «invernavera» y la línea marrón refleja la tendencia del «inverotoño». Estas representaciones visuales permiten visualizar de manera clara y concisa cómo ha evolucionado la duración de las transiciones entre el invierno y el otoño, así como entre el otoño y el invierno.

Referencias

[1] Informe sobre el estado del clima de España 2022. Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Agencia Estatal de Meteorología. 2023
https://www.aemet.es/documentos/es/conocermas/recursos_en_linea/publicaciones_y_estudios/publicaciones/Informes_estado_clima/IECLI_2022_baja_res.pdf

[2] Fuentes López, B. (2022). ¿Cómo se están extremando las temperaturas del país? Naukas. https://naukas.com/2022/02/02/como-se-estan-extremando-las-temperaturas-del-pais/

[3] Rodríguez Ballesteros, C. ¿Son los veranos en España cada vez más largos? Mapas y gráficos climatológicos. https://climaenmapas.blogspot.com/p/durverano.html

[4] Fuentes López, B. (2023). El implacable avance del verano en España: análisis sobre su progresivo alargamiento. Blog de la Agencia Estatal de Meteorología.
https://aemetblog.es/2023/06/24/el-avance-implacable-del-verano-en-espana-analisis-sobre-su-progresivo-alargamiento/

[5] Copernicus Climate Change Service (C3S) (2017): ERA5: Fifth generation of ECMWF atmospheric reanalyses of the global climate . Copernicus Climate Change Service Climate Data Store (CDS). https://cds.climate.copernicus.eu/cdsapp#!/home

[6] Sneyers, R. (1975). Sobre el análisis estadístico de las series de observaciones. OMM, Nota Técnica 143, OMM-No415. 192 p.

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2 respuestas a El ocaso del invierno en España: análisis sobre su progresiva reducción

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