Algunos comentarios a propósito del centenario de la visita de Einstein a España

El pasado mes de marzo se cumplió el centenario de una efeméride que para la historia de la ciencia española ocupa un protagonismo especial. En esta artículo se tratará de la visita de Albert Einstein (1879-1955) a España durante los meses de febrero y marzo de 1923, transcurridos dos años desde que fue reconocido con el Premio Nobel, y de los contactos que tuvo con destacados científicos españoles, varios de ellos relacionados con la meteorología. En la imagen, retrato del famoso físico alemán tomando en torno a 1923. Imagen disponible como dominio público en Wikimedia Commons: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Albert_Einstein_(Nobel).jpg

Un nuevo artículo de nuestro compañero de AEMET, el meteorólogo Alejandro Méndez Frades.

El pasado mes de marzo se cumplió el centenario de una efeméride que para la historia de la ciencia española ocupa un protagonismo especial. Se trata de la visita de Albert Einstein (1879-1955) a España durante los meses de febrero y marzo de 1923, transcurridos dos años desde que fue reconocido con el Premio Nobel gracias a sus explicaciones sobre el efecto fotoeléctrico.

Este viaje se debió a una invitación del físico Esteban Terradas y del matemático Julio Rey Pastor. Su llegada tuvo lugar en Barcelona el 22 de febrero de aquel año, acompañado de su esposa Elsa. El periplo continuó después por Zaragoza, Madrid y Toledo, ciudades donde fue agasajado con multitud de actos, audiencias y recepciones con la elite cultural del país. Así, tuvo la ocasión de departir con Cajal, Cabrera, Ortega y Gasset o Marañón, entre otros. Por su parte, la sociedad española lo recibió como si de un héroe se tratase, a pesar de no entender la trascendencia de sus investigaciones.

En Madrid, Einstein visitó el Laboratorio de Investigaciones Físicas y Química de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) el 2 de marzo de 1923. Era la dependencia científica con mayor proyección del momento gracias a la eficaz gestión del físico canario Blas Cabrera (1878-1945). De esta visita se conserva una fotografía que traemos a colación no solo porque se trata del único vestigio gráfico que disponemos de este encuentro, sino con el propósito de comentar la vinculación que tienen algunos de los personajes que aparecen con la meteorología española (fotografía 1).

Fotografía 1.- Visita de Albert Einstein al Laboratorio de Investigaciones Físicas el 2 de marzo de 1923. De izquierda a derecha: Blas Cabrera (de perfil), Arturo Duperier (en segundo plano), Albert Einstein, Julio Palacios y Miguel Catalán (con bata). Fuente: Archivo General de la Administración (AGA).

En prima fila, identificamos naturalmente a Einstein. Es prácticamente el único que fija su mirada ante el fotógrafo. Se muestra serio y sin embargo con postura afable. A la izquierda y de perfil, reconocemos a Cabrera, vestido con un recato burgués acorde con la brillantez de su acreditada galanura científica. Entre los dos mencionados y en un segundo plano reconocemos a Arturo Duperier (1896-1959), alto, vestido elegantemente acorde con la ocasión y con una lozanía que nos insinúa los nuevos bríos que infundió la Edad de Plata a la ciencia española durante esta época. Cuando se hizo esta fotografía, Duperier ya era un miembro destacado de la prole espiritual de don Blas y llevaba dos años como Auxiliar en el Servicio Meteorológico Español (actual, AEMET). La radiación cósmica aún no había llamado a su puerta. Estamos, por tanto, ante la única instantánea en la que aparece un Meteorólogo del Estado posando con el Nobel alemán.

Fotografía 2.- El entonces Auxiliar de Meteorología Arturo Duperier, entre Blas Cabrera (izquierda) y Albert Einstein (derecha). Fuente: Archivo General de la Administración (AGA).

Además de la amistad que les unió y del común interés por afrontar los desafíos de la Física de su tiempo, Cabrera y Einstein comparten una vinculación con la meteorología española que es digna de mención. El primero de los mencionados logró el grado de doctor en 1902 gracias a una investigación que nada tiene que ver con la especialidad para la que se consagró años después. La tituló La Variación diurna del viento y representa un primer antecedente en castellano de la micrometeorología (fotografía 2). Asimismo, fue vicepresidente de la Sociedad Española de Meteorología (SEM), la primera organización colegiada de carácter meteorológico que se formó en nuestro país. Por su parte, Einstein coincidió someramente con algunos Meteorólogos españoles. A Francisco Morán Samaniego (1901-1984) le dio formación durante el curso 1927-1928 en la Universidad de Berlín y con Manuel Ledesma Jimeno coincidió en Estados Unidos durante una estancia. El alemán entabló una estrecha amistad con el físico aragonés Jerónimo Vecino Varona, vocal de la primera junta directiva de la SEM. Incluso, el propio Einstein dedicó a la meteoróloga Felisa Martín Bravo (1898-1979) un ejemplar de su Teoría de la Relatividad con ocasión de una de las conferencias que pronunció en Madrid durante esta visita que estamos refiriendo.

Fotografía 3.- Portada de la tesis doctoral de Blas Cabrera, conservada en el Archivo Histórico Nacional.

Volviendo a la fotografía 1, a la derecha de nuestro protagonista, reconocemos a Julio Palacios Martínez. Este notable físico, que con los años se mostró muy crítico con la Relatividad General de Einstein hasta el punto de proponer una teoría alternativa que preservara los conceptos newtonianos del espacio y tiempo, fue el director de tesis de la mencionada Felisa Martín Bravo, la primera mujer española doctora en Física y la primera que ingresó en el Cuerpo de Meteorólogos y Auxiliares (1928).  Martín Bravo es triplemente pionera, pues además fue la primera presidenta de la Asociación Meteorológica Española (AME), organización que en 1964 recogió el testigo de su antecesora, la SEM.

Palacios llegó a ser vicepresidente cuando se fundó la SEM y en su equipo de investigación contó, años después, con José Antonio Barasoain, un notable meteorólogo que detentó la jefatura de la Oficina Central en la década de los setenta.

Aunque el protagonismo de esta visita se redujo al ilustre huésped y a la alta aristocracia de la física española de la España finisecular, no pasó tan desapercibida como cabríamos pensar para el ámbito meteorológico español. De alguna forma, el Servicio Meteorológico no ha permanecido al margen de los principales acontecimientos científicos de nuestro país.  

Para saber más:

Glick (1986): Einstein y los españoles: ciencia y sociedad en la España de entre guerras, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 327 pp. En este enlace puedes acceder a su contenido.

González de Posada y Bru Villaseca (1996): Duperier, mártir y mito de la ciencia española, Diputación de Ávila – Institución Gran Duque de Álba, 314 pp.

Magallón Pórtoles (2010): Del laboratorio de investigaciones físicas a la meteorología: la primera española doctora en física: Felisa Martín Bravo, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes e Institución Libre de Enseñanza (eds.) La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas en su centenario, pp. 763-791.

Méndez Frades y Palomares Calderón (2022): Francisco Morán Samaniego: Meteorología y Física del Aire en la España del siglo XX, Publicaciones de AEMET, 259 pp.

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