Por José Luis Arteche, delegado territorial de AEMET en Cantabria

La Vaca Gigante es un campeonato internacional de surf de olas grandes realmente espectacular. Se celebra en la ola que rompe en los acantilados de La Cantera-Cueto, en Santander (Cantabria), cuando se dan unas condiciones mínimas en cuanto a la altura y periodo de las olas, así como de seguridad. El periodo de espera para que se den esas condiciones y La Vaca muja va del 18 de octubre al 3 de mayo.

Actualmente, tras la pandemia, La Vaca Gigante −junto al Punta Galea y el Illa Pancha Challenge− son los únicos eventos de surf extremo que tienen lugar en España, traspasando fronteras en muy pocos años y consolidándose como una de las competiciones relevantes de olas gigantes en Europa.
Se trata de un evento por invitaciones, así que las plazas se otorgan por invitación directa del club organizador, ObsessionA2.
Unas condiciones especiales del fondo rocoso elevado, en una costa en la que se alcanzan pronto profundidades abisales, es la que produce ahí, y solo ahí, estas olas rompientes, cuando el oleaje entrante de las aguas someras “siente” dicho fondo y se produce la “rotura” del oleaje.

Los participantes invitados son auténticos expertos mundiales en este tipo de olas, muy peligrosas por otro lado, pues pueden tanto arrastrarlos contra los acantilados como “enterrarlos” bajo toneladas de agua, lo cual, aparte de provocar lesiones directas puede mantener a un “rider”, como se les denomina en el argot del surf, mucho tiempo bajo el agua. Estos van provistos de chalecos con aire a presión que, en situación real de peligro por ahogamiento, les permite salir más rápido a la superficie. Una serie de motos acuáticas están en superficie para actuar en caso de necesidad.
Lo que hace realmente especial a La Vaca son las características de la ola: cuando se dan las condiciones meteorológicas adecuadas, pueden elevarse hasta 6 u 8 metros de altura. Para asegurar que el evento se celebra con unas condiciones óptimas, se establece un periodo de espera prolongado –desde octubre hasta marzo- y se convoca la prueba con una semana de antelación, cuando el pronóstico de oleaje y viento es favorable.


Realmente las condiciones para abrir la competición y convocar a los invitados son varias y deben de alinearse: el semáforo pasa de rojo a verde en tres días.
- Deberemos tener olas preferentemente por la mañana, por la escasa duración de la luz solar y por concitar con ello a más público (ya nos olvidamos, como se hacía al principio, de que coincida con un fin de semana).
- El coeficiente de marea en la pleamar no debe de ser excesivo, inferior a 90.
- La marea deberá estar subiendo en el momento álgido del campeonato, en sus diferentes mangas.
- El oleaje ideal proporcionado por los modelos (vamos a seguir el modelo del ECMWF (Centro Europeo), que nos permite pronosticar a varios días de antelación, y por su gran calidad) estará entre 2 y 3 metros, de una mar limpia, con un periodo cuanto mayor mejor. Este año tenía 16 segundos, que demostraron ser muy buenos.
- Finalmente, no se desea un viento perjudicial: lo ideal es un sur que “peine” y defina bien las olas o, como este año, un NE suave que deje tranquila la mar.
Como se puede intuir, es un pronóstico muy arriesgado, en el que AEMET ha estado codo con codo con la organización, y ello por todo lo que se pone en marcha cuando se enciende la luz verde: organización, gente, medios, etc. Miles de personas siguen el evento en directo, localmente o por redes sociales y canales de TV de varios países. El otro elemento de presión añadido es que para reunir todas esas condiciones disponemos −contando con las fijas y conocidas previsiones astronómicas de mareas− de unas seis ocasiones hasta el mes de mayo, y conforme avance la primavera será más improbable disponer de ese tipo de oleaje. Así que tocaba arriesgar y, afortunadamente, fue un acierto.

En las gráficas siguientes se puede ver el Ensemble Meteogram de oleaje del ECMWF (Centro Europeo de Predicción a Plazo Medio), determinista y probabilístico, del día anterior. Ni que decir tiene que la situación tardó varios días en estabilizarse y ofrecer una “salida” del modelo consistente y permanente. El oleaje de fondo que arribó a la costa se originó un par de días antes en mitad del Atlántico, en la parte sur de una depresión profunda, con un fetch largo de viento del W al WSW.



