Por José María Sánchez-Laulhé,Director del centro meteorológico de Málaga (AEMET)

Figura 1. Porcentaje de precipitación respecto a la media (noviembre de 2018)
El mes de noviembre en la Península ha sido húmedo o muy húmedo en cuanto a precipitaciones, salvo excepciones como la zona cantábrica (Figura 1). El campo medio mensual de geopotenciales en 300 hPa (Figura 2) indica la presencia de una anomalía negativa centrada en el Atlántico norte a 50o N, afectando a la Península Ibérica, que combinada con la anomalía positiva de Escandinavia, casi permanente desde el mes de marzo, recuerda el patrón de circulación de la teleconexión[i] del Atlántico Este en fase positiva[ii].

Figura 2. Campo medio mensual de geopotenciales en 300 hPa y anomalías de noviembre.
Esta situación causó la desaparición de la dorsal climatológica del Atlántico oriental, el alejamiento de la Península del Alta de las Azores, el desplazamiento hacia latitudes más bajas de lo normal del chorro polar (figuras 3 y 4) y, consecuentemente, de la ruta atlántica de las tormentas (borrascas). El paso frecuente de estas perturbaciones ciclónicas por la Península determinó el carácter húmedo del mes. La anomalía negativa de precipitación en la costa cantábrica se explica por la componente sur anómala del viento medio en este mes en niveles bajos. (Figura 5)

Figura 3. Campo medio mensual de viento en 300 hPa de noviembre

Figura 4. Anomalía del campo medio mensual de viento en 300 hPa

Figura 5. Anomalía del campo medio mensual de viento en 850 hPa
Tren de ondas de Rossby
La presencia de la baja del Atlántico se puede imputar a la convección anómala en la América ecuatorial que generó un tren de ondas de Rossby.
La radiación de onda larga (OLR) emitida hacia el espacio es un proxy de la convección, una anomalía negativa de OLR en los trópicos indica una actividad convectiva más alta de lo normal. El mapa medio de noviembre de anomalías de OLR (Figura 6) indica que en la zona ecuatorial americana-atlántica tuvo una actividad convectiva alta. Esta actividad convectiva habría generado el tren de ondas de Rossby señalado con una flecha blanca en la figura 2 del que forman parte las anomalías positivas del Atlántico tropical y de Escandinavia y la anomalía negativa de las latitudes medias atlánticas.
Las ondas de Rossby meridionales de escala planetaria son las causantes de las teleconexiones entre los trópicos y los extratrópicos. Las fuentes de estas ondas se hallan en las capas altas de la troposfera de los subtrópicos, y el mecanismo de generación es la interacción del flujo divergente sobre la convección tropical con el gradiente de vorticidad absoluta asociado al chorro subtropical.

Figura 6
El Niño
El mapa medio de la temperatura superficial del mar (TSM) de noviembre extraído de los reanálisis NCEP/NCAR (figura 7), indica una anomalía positiva de más de 1ºC en el océano Pacífico oriental y central; valores propios de un El Niño débil. Pero, según la OMM, el comportamiento de la atmósfera del Pacífico tropical se mantiene en niveles neutros en términos de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), es decir falta el acoplamiento entre atmósfera y océano propio de El Niño. Sin embargo la actividad convectiva anómala ecuatorial americana y la anomalía positiva de TSM del Pacífico ecuatorial podrían estar ligadas a una desaceleración de la parte oriental de la célula de Walker de este océano.

Figura 7
La mayoría de los modelos de predicción pronostican temperaturas oceánicas propias de un episodio de El Niño durante el resto de 2018 y el primer trimestre de 2019. Siendo la probabilidad de que se instale un episodio de El Niño plenamente desarrollado durante este periodo entre el 75 % y el 80 %.[i]
Diversos estudios han detectado la existencia de una señal consistente del ENOS en el clima de Europa; que sería una señal variable, con dependencia estacional, no lineal respecto al ENOS, modificable por otros factores y, posiblemente, no estacionaria en el tiempo.
En el Mediterráneo occidental se han encontrado correlaciones positivas entre el ENOS y la precipitación en el otoño previo a la fase madura del EL Niño[ii], un ejemplo podría ser el del fin de otoño de este año. Pero es en invierno cuando la señal ENOS es más intensa en el sector Euro-Atlántico, tendiéndose a manifestarse la fase cálida de ENOS en este sector como fase negativa de la Oscilación del Atlántico Norte (NAO-), con un retraso de unos meses respecto a la señal de El Niño[iii]. La propagación de la señal del Niño desde el Pacífico tropical a Europa en invierno parece producirse por doble vía, por un lado a través de la troposfera, y por otro a través de la estratosfera. El mecanismo de esta última vía sería el calentamiento del vórtice polar estratosférico causado por el Niño, que se iniciaría en noviembre en la alta estratosfera y se propagaría hacia abajo, alcanzando la estratosfera baja a mitad del invierno, persistiendo la señal hasta la primavera. El calentamiento del vórtice polar produce una desaceleración de los oestes del vórtice que acabaría provocando la preponderancia del régimen de tiempo NAO- en la troposfera. La existencia de NAO- está relacionada con abundantes lluvias en la Península.
Predicciones mensuales
De manera consecuente con lo anterior, los pronósticos mensuales de la pasada del 17 de diciembre del ECMWF indican un calentamiento de la estratosfera baja durante diciembre que empezaría a desvanecerse en el último tercio de enero (Figura 8). Las repercusiones del calentamiento en la circulación de la troposfera muestran el esperado desfase temporal, y así desde mitad de enero predominaría el régimen de tiempo NAO- , como se puede ver en los campos medios y de anomalías Z500 para la semana del 18 a 24 de enero (Figura 10) con anomalías positivas en latitudes altas y anomalías negativas en latitudes medias del Atlántico norte. Las anomalías de precipitación muestran un máximo positivo desde las Azores a la Península para esta misma semana (Figura 10).

Figura 8. Predicción de anomalías de temperatura al nivel de 10 hPa del modelo mensual del ECMWF, pasada día 17 de diciembre 2018

Figura 9. Campo medio de Z500 y de sus anomalías (negativas colores azulados; positivas, colores rojizos) para la semana 18 a 24 de enero previstos por el ECMWF

Figura 10. Anomalías de precipitación previstas para la semana 18 a 24 de enero por el ECMWF, (los verdes indican anomalías positivas y los colores rojizos anomalías negativas)
[1] Una consecuencia de la conducta transitoria de las ondas atmosféricas de escala planetaria es que la anomalías del clima en escalas de tiempo intra-estacionales afectan a regiones geográficas extensas. Unas regiones pueden estar más frías o secas de lo normal, mientras al mismo tiempo a miles de kilómetros de distancia, prevalecen condiciones cálidas y húmedas. A estas variaciones simultáneas en clima, a menudo de signos opuestos, sobre partes distantes del globo se les denomina teleconexiones.
[1] Barnston, A.G. and R.E. Livezey, 1987: Classification, Seasonality and Persistence of Low-Frequency Atmospheric Circulation Patterns. Mon. Wea. Rev., 115, 1083–1126,https://doi.org/10.1175/1520-0493(1987)115<1083:CSAPOL>2.0.CO;2 [1] http://www.wmo.int/pages/prog/wcp/wcasp/documents/WMO_ENSO_Nov18_Esp.pdf
[1] Mariotti, A., Ballabrera-Poy, J. & Zeng, N. Clim Dyn (2005) 24: 511. https://doi.org/10.1007/s00382-004-0498-6
[1] Brönnimann, S (2007): Impact of El Niño-Southern Oscillation on European climate. Reviews of Geophysics 45:3