En muchos diarios y noticiarios hemos podido ver las espectaculares imágenes tornados que han azotado diversas poblaciones de Estados Unidos. Más recientemente se han registrado tornados en Hamburgo (Alemania).
Más allá del impacto visual que suponen estos devastadores fenómenos queremos centrarnos en explicar el proceso que se da para su formación, así como las condiciones que se tienen que producir en España para su formación.
Los tornados se forman por las diferencias de temperaturas que se originan entre las distintas capas de las nubes de tormenta como consecuencia del congelamiento del agua en las capas superiores. Esta diferencia de temperaturas provoca que aire caliente tienda a subir y el frío a bajar, generando corrientes verticales ascendentes y descendentes dentro de la propia nube.
Si las condiciones atmosféricas son las adecuadas, el aire ascendente puede llegar a acumular tal energía que acaba creando una zona de menor presión, que es la responsable de generar el movimiento giratorio tan característico de este fenómeno. Esta zona acabará creando un vórtice, que si llega a ser lo suficientemente potente se convertirá en un tornado.
Este vórtice tenderá a expandirse hacia abajo como un embudo de aire y podrá alcanzar hasta los 300 km/h. La ruta que sigue el tornado está marcada por la nube que lo originó y puede verse afectado por otras corrientes de aire.
En España los tornados son más o menos un fenómeno poco frecuente y que presenta una variabilidad estacional y regional muy marcada. Según el estudio de AEMET sobre la creación de tornados en la Península y Baleares, se han podido establecer los periodos y las zonas de nacimiento de tornados. De esta forma tenemos tres marcos:
- Tornados de primavera-verano: son las estaciones con más convectividad (formación de tormentas), lo cual favorece la aparición de tornados. En este periodo las áreas más proclives a la formación de tornados son las zonas del interior peninsular.
- Tornados de otoño: típico del litoral mediterráneo donde la convección que se produce sobre el mar suele ir asociada a depresiones aisladas de niveles altos que generan ambientes de moderada cizalladura vertical y una inestabilidad apoyada en gran medida por la elevada temperatura de la superficie del agua marina.
- Tornados de invierno: presentes en la vertiente atlántica y en el Valle del Guadalquivir.
Documento completo: http://www.aemet.es/documentos/es/conocermas/publicaciones/Climatologia_tornados/Climatologia_tornados.pdf