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ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LAS PLAGAS DE LANGOSTA. I

Por Manuel Antonio Mora García. Meteorólogo del Estado. Delegación Territorial AEMET en Castilla y León

La agricultura surgió en el Neolítico (hace unos 10 000 años),  adquiriendo un gran desarrollo en el Creciente Fértil (Egipto, Mesopotamia y Persia) con la implementación de técnicas agrícolas. Desde entonces, las condiciones climáticas y la proximidad de zonas desérticas o semidesérticas hacen que las plagas de langosta constituyan una terrible amenaza para las cosechas.

NOTA: Haz click en las imágenes para ampliarLas primeras referencias sobre la existencia de plagas de langosta aparecen en la Biblia y en las tablillas con escritura cuneiforme que se conservan de las civilizaciones asirias y babilonias, que habitaban en la antigua Mesopotamia hace 5000 años.

Como testimonio gráfico quizás las representaciones más antiguas sean las que aparecen en algunas tumbas egipcias, como las esquemáticas pinturas de langostas en los murales de las tumbas del faraón Horemhab y de Konshu (sacerdote del faraón Tuthmosis III), a principios del siglo XV a.C; o la esculpida en un relieve mural en la mastaba de Kagemni, canciller del faraón Teti (2340 a.C. aprox.)

Alrededor de 1700 a.C y de 1243 a.C. se produjeron sendas plagas de langosta mediterránea en el norte de Mesopotamia, según se relata en la correspondencia de la época de gobernadores y reyes asirios, registrada en diversas tablillas grabadas. Como hemos visto en capítulos anteriores, la langosta mediterránea es una especie endémica en muchas regiones, y en condiciones climáticas adecuadas (en general varios años secos con algunas lluvias primaverales),  si no se realizan las tareas preventivas pertinentes, pueden llegar a convertirse en plagas. Según Radner (2004), las continuas guerras provocaron el abandono de las labores agrícolas y la ausencia de tareas preventivas, favoreciendo el desarrollo de estas plagas. Estas tablas también nos dan a conocer las primeras técnicas empleadas para la lucha contra la langosta, que consistían en matar manualmente a las langostas (incluso utilizando el fuego) o rendir culto los dioses. Los relieves asirios que mostramos, representan una ofrenda a los dioses, que consistía en unas deliciosas  brochetas de langostas.

Izq: Relieve neoasirio, 704 a.C-681 a.C.  aprox., procedente de Palacio Suroeste Nínive (Iraq), https://www.britishmuseum.org/collection/object/W_1851-0902-11 © The Trustees of the British Museum.
Dcha:  Fuente: Dadner, V.K. Fressen und gefressen werden (2004). Die Welt Des Orients

En el año 710 a.C. se produjo una plaga de langosta migratoria en Asiria, según se deduce de la información recopilada por Radner (2004). El rey Sargón II tomó medidas de emergencia, entre ellas enviar al ejército para combatirlas.

 Los diarios astronómicos babilónicos y la meteorología

Los diarios astronómicos babilónicos ofrecen una descripción detallada de la ocurrencia de estas plagas, que afectaban a las cosechas y por tanto al precio del cereal, que se incrementaba dada su escasez. Se describen 35 episodios entre los siglos IV y I a.C. Estos diarios, además de datos astronómicos, recogen información meteorológica, teniendo en cuenta que la predicción meteorológica (o de las plagas de langosta) pertenecían al ámbito de la Astrología. Por ejemplo, en estos minuciosos diarios se distingue entre truenos y relámpagos, lluvia (distintas intensidades) y granizo, neblina, niebla o calima, y se cita la presencia de meteoros como el rocío, el halo y el arcoíris, así como la nubosidad (especificando algunas características) y el viento. Estos diarios, que abarcan el periodo desde el año 652 a.C hasta el 51 a.C. (aunque sólo se conservan dos registros anteriores al año 352 a. C. y presentan muchas lagunas), incluyen también datos históricos, hidrológicos como el nivel del río Eufrates, y económicos, como los precios de mercado de algunos productos como los cereales. (Fuente: Open Richly Annotated Cuneiform Corpus-Oracc, http://oracc.museum.upenn.edu/)

Las referencias a la aparición de langosta a veces son muy escuetas, pero en otros casos son muy completas, informando sobre el color y tamaño y añadiendo información meteorológica. La más antigua está datada en el año 346 a.C.:

26,27 y 28 de diciembre. Ataque de langosta.

Estas incursiones no sólo se producían en invierno, también en primavera:

Año 123 a.C.

25 marzo. Viento racheado, con una densa calima, atacan pequeñas langostas.

20 abril. Por la mañana, grandes y numerosas langostas atacan.

29 abril. Viento norte, al mediodía, ataque de muchas langostas.

O a comienzos del verano:

Año 90 a.C.

20 junio. Cruzando el cielo y soplando el viento sur, langosta.

Año 308 a.C.

16 junio. Pequeño ataque de langosta.

Como aficionados a la meteorología, nos resulta sorprendente la completa información meteorológica que ofrecen estos diarios astronómicos, en los que se enumeran más de 70 días de tormenta, como en la siguiente cita, en la que las langostas aparecen con viento sur y tormentas.

Año 349 a.C.

24 diciembre: langostas. Relámpagos. Viento racheado del sur

Curiosamente, en el mes de noviembre del año 343 a.C. hubo dos días de tormenta (estrictamente uno, ya que se considera tormenta en el observatorio cuando se escucha el trueno), valor casi coincidente con el climatológico del pasado siglo en Bagdad (climatología 1923-1956).

Día 2: Relámpagos continuos, viento racheado y lluvia

Día 16: :En la primera parte de la noche, relámpagos y muchos truenos. En la última parte de la noche, relámpagos y chubascos.

Aunque aún no se había inventado el termómetro, aparecen numerosas referencia al frío, generalmente especificando la dirección del viento (norte) pero, paradójicamente, no hemos encontrado referencias al calor.

Suponiendo que las observaciones se realizaban desde Babilonia, cuyas ruinas se encuentran próximas a la actual Bagdad (Irak), podemos concluir que las plagas de langosta han seguido afectando a esta zona a lo largo de la historia. Existen referencias medievales de plagas (Raphael,2013) en Bagdad en los años 1147, 1223-1224 y 1274. Un poco más al norte, en Mosul (antigua Nínive), se registraron plagas en 1153, 1224 y 1226. Esta última estuvo seguida de intensas granizadas, que terminaron de destruir las cosechas y mataron muchos animales (curiosamente de forma similar a las plagas bíblicas). Más recientemente, la plaga de langosta alcanzó esta ciudad durante el invierno de 1958-1959, y aunque las medidas de control actuales limitan la extensión e intensidad de las plagas, aún siguen afectando a países como Irak, como está ocurriendo con la actual plaga de 2020. Al igual que en tiempos de Sargon II, en el vecino Irán el ejército ha sido movilizado para combatir la plaga: https://www.reuters.com/article/us-iran-agriculture-locusts/iran-may-use-military-against-locusts-threatening-crops-idUSKBN22R32C

La langosta en España y en Europa

En España las primeras referencias provienen del obispo e historiador Gregorio de Tours, que relata la existencia de una plaga de langosta en el año 578 d.C. y que duró 5 años en la provincia de Carpetania, perteneciente  al reino visigodo de Hispania, llegando a afectar a otras provincias. Existen dudas sobre los límites de esta provincia, que fluctuaron con los años (ver mapa), pero que básicamente ocupaba el centro peninsular. Estas plagas debieron ser recurrentes, de forma que los agricultores adelantaban la fecha de la siega y recogida de la mies, aunque no estuviera completamente desarrollada, y de esa forma anticiparse a la llegada de la langosta. Por este motivo, el rey visigodo Chindasvinto (642-653), dictó instrucciones para adelantar el periodo vacacional de los tribunales de justicia (que se hacía coincidir con la época de las labores del campo) de forma excepcional en la provincia Cartaginense, que englobaba a la Carpetania y parte del Levante (Liber Ioduciurum). El médico y naturalista inglés del siglo XVI, Thomas Mouffet, también cita la ocurrencia de una  gran plaga en España en esa época, en concreto en el año 591, que fue seguida de una epidemia de peste que causó miles de muertos.

División provincial de la Península Ibérica en torno al año 589 (izqda.) y 633 (dcha.)
Pablo C. Díaz, « El esquema provincial en el contexto administrativo de la monarquía visigoda de Toledo», Mélanges de la Casa de Velázquez, 49-2 | 2019, 77-108.

Tras la invasión musulmana, durante la época del emirato de Córdoba, existen referencias en los años 822, 846  y durante el periodo 864-874. (Frochoso,2009), Ventura (2005)

Fuente: La langosta. Agustín Salido y Estrada. 1874

Sobre estas primeras plagas la más documentada es la ocurrida en 1040 en La Rioja y Navarra. Se recurrió a la intercesión papal, y el papa Benedicto IX, por revelación divina, encontró la solución enviando como su Legado al obispo italiano de Ostia (ciudad portuaria próxima a Roma), San Gregorio. En compañía de Santo Domingo de la Calzada recorrió las zonas afectadas y por medio de penitencias y rogativas la langosta desapareció.

Tras fallecer en Logroño en 1044, sus restos fueron trasladados a Sorlada (Navarra), donde se construyó un templo. Sus reliquias, se convirtieron en objeto de gran devoción desde el siglo XI como protección frente a las plagas de langosta. El relicario, en forma debusto labrado en plata, contiene restos óseos del santo y presenta un orificio con un embudo en la parte superior y otro en la parte inferior conectados, de forma que el agua circula alrededor de los huesos y queda bendecida. El agua era distribuida por toda España y regaba los campos, en recipientes sellados y acompañados de un certificado para evitar falsificaciones (una especie de denominación de origen). También se procesionaba su imagen en situaciones muy graves.

En algunos lugares de la Comunidad Valenciana la devoción a San Gregorio Ostiense subsiste en la actualidad. Desde 1658 es el patrón de la localidad de Torremanzanas (Alicante), celebrando el 9 de mayo el ritual del “Pa Beneit”, que ha sido declarado en 2014 bien de interés cultural inmaterial. El acto más vistoso de esta celebración es el desfile de unos panes dulces artesanales de unos 5 kg de peso, elaborados en las casas de los “llumeners”, que eran los antiguos encargados de mantener encendidos durante todo el año los cirios de ofrenda al santo. Estos panes,  adornados con flores y telas bordadas son portados sobre un vistoso cojín de ganchillo sobre la cabeza de “las clavariesses”, ricamente engalanadas, muchachas solteras que realizan este sacrificio a petición de los llumeners que las acompañan. Se dirigen a la Iglesia de Santa Ana, cuyo suelo está cubierto de salvia, hierba aromática. Allí estos singulares panes son bendecidos con agua de San Gregorio, que se conserva en un ánfora de cristal, y a los asistentes se les ofrece también pan dulce y agua. Terminado el acto litúrgico, el desfile continua y finaliza con una cremá.

Sin embargo, parece que el reciente control sobre las plagas, con apenas incidencias en algunas zonas, ha quitado protagonismo y relevado a San Gregorio como patrono preeminente de localidades como Alcoy, desapareciendo del calendario festivo..

En el siglo XVIII, también llamado siglo de las Luces o de la Ilustración, aún existía una profunda fe en el origen divino de las plagas. Fernando VI, mediante una Real Cédula, en 1756 otorgó pleno patronazgo a San Gregorio, estableciéndose una ruta para recorrer buena parte del territorio peninsular y acabar con una extensa plaga de langosta. El periplo duró 120 días y se recorrieron unos 2500 km. Tanto antes como después, durante siglos, fueron numerosas las salidas en procesión de este santo, por ello surgió el dicho popular: “Caminas más que la cabeza de San Gregorio”.

Real Cédula de Fernando VI de 1756 ordenando la procesión de San Gregorio: Biblioteca Nacional de España

Alberola, A. (2012) Plagas de langosta y clima en la España del siglo XVIII. Relaciones 129, invierno 2012, pp. 21-50, issn 0185-3929

Curiosamente, uno de los focos endémicos de la langosta en España se encuentra en un campo de maniobras militares en Zaragoza, que a tenor de las noticias que aparecen en la prensa de forma recurrente, no parece hacer honor a su nombre, San Gregorio:

https://www.abc.es/espana/aragon/abci-mayor-campo-militar-espana-guerra-continua-contra-saltamontes-201802040112_noticia.html

https://www.abc.es/local-aragon/20140414/abci-campo-militar-zaragoza-bombardeado-201404141029.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F

https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/plaga-langostas-puertas-zaragoza_63392.html

San Agustín conjurando una plaga de langosta, MELÉNDEZ, MIGUEL JACINTO. Museo Nacional del Prado. 1734

Frente a la plaga de langosta, también se recurría al patronazgo de otros santos o vírgenes, como San Bernabé, San Torcuato, San Pascual, San Plácido, Nuestra Señora dela Candelaria, Virgen de las Cortes, Virgen del Rosario, Virgen de los Remedios, Nuestra Señora del Pino, etc. Según la tradición cristiana, en 1268 San Agustín fue invocado por el pueblo toledano para acabar milagrosamente con la plaga, como recrea esta obra del pintor Meléndez perteneciente al Museo del Prado.  Este santo, en compañía de San Esteban, también bajó del cielo para asistir al entierro del señor de la villa de Orgaz, según la tradición, como refleja el famoso cuadro de El Greco el “Entierro del Conde Orgaz”.  Esta plaga debió extenderse afectando a Milán en 1271.

En los siglos XIV y XV aumentan el número de referencias documentadas de las plagas de langosta. Sin ser exhaustivos, en la bibliografía consultada se citan algunas, como la plaga ocurrida alrededor de 1357 en Castilla, Valencia y Navarra, y en Daroca (Zaragoza) en 1386. Debió tratarse de una gran plaga, pues afectó a la región de Lombardía (Italia) en 1339. Ya en el siglo XV es conocida la intercesión de San Vicente Ferrer en la plaga que afectó a la región de Murcia en 1411. También hubo plagas en Tauste (Zaragoza) en 1421 y en Lérida en 1458.

En Europa Central también existen referencias documentadas. Camuffo y Enzi (1991) recopilan la información de otros autores sobre presencia de langosta en Europa hasta el siglo XIX, unas 100 referencias en total, aunque algunos años se reportan varios episodios. Destaca el siglo XIV, con un máximo de 16 plagas documentadas y el siglo XVI, con un máximo de 10, aunque las cifras varían según los autores.

Recientemente se ha publicado un inédito códice alemán del siglo XVI, “El libro de los milagros de Augsburg, colección de bellas ilustraciones que ofrecen una fabulosa cronología de fenómenos considerados prodigiosos o sobrenaturales, al menos en aquella época.  Muchos de ellos son astronómicos, como cometas, y algunos meteorológicos, como nevadas, granizadas o fotomoteoros, incluyendo el arco iris y distintos fenómenos de halo, poniendo de manifiesto la conexión milenaria entre Meteorología, Astronomía y Astrología, que perduró hasta el desarrollo de la meteorología como ciencia plenamente consolidada ya avanzado el siglo XIX.

En esta imagen aparecen tres soles y una espada, fenómeno relatado como extraordinario en esta publicación, pero que en realidad son fotometoros,  fenómenos de halo provocados por la reflexión/refracción de la luz solar en los cristalitos de hielo que forman las nubes altas de tipo cirriforme. En este caso se observa el sol y los falsos soles (“sun dog”), así como una columna luminosa o pilar luminoso (“sun pillar”)

En cuanto a las referencias a plagas de langosta destacamos algunas, con el texto asociado transcrito íntegramente:

1364 [de hecho: 864] – “En el año 864 d. C., innumerables langostas con alas y dos dientes, más duras que una piedra, volaron por todas partes en la Galia y cubrieron el suelo como la nieve y luego volaron al mar todo a la vez una vez y se ahogó allí. Luego, el mar lavó estas alimañas en tierra y causó un gran hedor, por lo que muchas personas murieron “- El Libro de los Milagros (f ° 71), ca 1552

Camuffo y Enzi (1991) se refieren a esta plaga citando otra  fuente, donde se describe que “tenían seis alas, seis pies y dientes muy fuertes”. El clérigo y escritor del siglo XVIII Nathaniel Wanley ubica esta plaga en Francia en el año 872, con una descripción similar y seguida de una epidemia de peste, lo que muestra la diversidad de fuentes históricas y la dificultad de comprobar la veracidad del relato, en ocasiones exagerado. Cowan (2014) ha recopilado gran parte de estas referencias, algunas de las cuales citamos a continuación.

También fue notable la plaga que afectó a Hungría, Austria y Polonia entre otros países en el periodo 1473-1476 (1473 fue extremadamente cálido y seco) y de forma intermitente hasta 1480, en que tras un verano muy lluvioso desapareció. La ciudad austriaca de Graz padeció en 1480 una plaga de langosta que provocó hambruna, además de la invasión otomana y la aparición de la peste negra. En la catedral de esta ciudad se conserva un fresco de Thomas Villach de 1485 como testimonio de los hechos.

Esta combinación de catástrofes nos recuerda el dicho popular “las desgracias no vienen solas”, y que lamentablemente se está repitiendo este año 2020 en el Cuerno de África, donde además de luchar contra la pandemia mundial del coronavirus Covid-19, la plaga de langosta está destruyendo las cosechas y se cierne sobre esta zona una crisis alimentaria.

La plaga que afectó a Austria y Hungría está muy documentada en diversas fuentes, como recogen Camuffo y Enzi (1991). En Septiembre de 1477 la langosta procedente de Hungría llegó hasta el lago de Garda (Italia), donde muchas perecieron ahogadas. Devoraron frutales y verduras, pero la cosecha de cereal se salvó ya que había sido recogida antes. Al año siguiente, en marzo, llegaron a la provincia de Alessandria, en el norte de Italia. Además del avistamiento de un cometa, se produjeron un eclipse de luna y un eclipse de sol en julio, seguidos de una epidemia. En agosto, procedentes de Alemania, llegaron de nuevo al norte de Italia, el enjambre ocupaba en Brescia una extensión de unos 50 km de  largo por 7 km de ancho.

Retomando el “ libro de milagros de Augsburg”, aparece esta otra referencia, que no figura en la bibliografía consultada (tal vez por no haber estado disponible esta fuente anteriormente):

Folio 87: “En el año 1483, las langostas pululaban en Italia, arrasaron el distrito alrededor de Brixen, y si Margrave Louis de Mantua no lo hubiera impedido, habrían destruido todos los cultivos en Lombardía. Los hizo matar, quemar o ahuyentar. Luego, se observó un oscurecimiento del sol y luego se produjo una gran muerte, de modo que más de veinte mil personas murieron en Brixen y alrededor de treinta mil murieron en Venecia “. Augsburger Wunderzeichenbuch, c. 1550

El siguiente episodio, ocurrido en 1527, que afectó también a las costas del Adríatico, aparece citado por varias fuentes.

Folio 109: “En el año 1527, un terrible viento de Turquía llevó grandes hordas de langostas al reino de Polonia, que luego causó un gran daño a la gente y al ganado. Las langostas eran de color gris y dorado, tal como está pintado aquí” Augsburger Wunderzeichenbuch, c. 1550

No podemos dejar de mencionar otras referencias meteorológicas que aparecen en este precioso libro, como la que describe una tremenda granizada acaecida en el año 73 a.C. Mientras un grupo de personas almorzaban, de forma prodigiosa el pan comenzó a sangrar al ser cortado, simultáneamente descargaba una gran tormenta de granizo que duró siete días seguidos y al parecer, además  del granizo (hielo) de gran tamaño, cayeron afiladas piedras (rocas), de forma conjunta.

En el año 1552, el 17 de mayo, una tormenta tan terrible con granizo cayó sobre Dordrecht en Holanda

 

También relata que “el 17 de mayo de 1552, una tormenta tan terrible con granizo cayó sobre Dordrecht en Holanda, que la gente pensó que se acercaba el Día del Juicio. Y duró aproximadamente media hora. Varias de las piedras pesaron unas pocas libras y 8 lotes. Y donde cayeron, dieron un hedor espantoso”.

 

Sin duda fue singular esta nevada sobre Milán en el año 1162. La nieve cayó durante 12 días consecutivos, cubriendo árboles y casas.

En la actual república Checa, Austria y Eslovenia también se registraron plagas entre 1540 y 1547. Esta langosta migratoria que afectaba a Europa Central parece ser que procedía de la región del mar Negro. Los autores antes mencionados recopilan la numerosa documentación sobre esta plaga que afectó a Italia entre 1541 y 1543.

Un año singular fue 1556, con plagas que afectaron a la Baja Alemania, pero también se produjeron muchos fenómenos naturales extraordinarios, como un cometa, diversos terremotos, lluvia de sangre, etc. Los astrólogos y adivinos pronto interpretaron estos fenómenos como señales divinas provocadas por la guerra entre Felipe II (tras la abdicación ese año de su padre Carlos I) y el Papa Paulo IV. “En Constantinopla un gran terremoto arruinó  la puerta de Andrinópoli con muchas casas, y tres días después se vio como estrella de excesiva grandeza y luz cerca de la luna”. Este grabado ilustra este episodio (5 de marzo de 1556).

Este cometa también se conoce con el nombre de “Carlos”, pues según la leyenda motivó la abdicación del emperador y su retiro al monasterio de Yuste (Cáceres).

Volviendo a España, en 1495 el rey Fernando el Católico convocó a las Cortes en Tarazona, huyendo de la peste que afectaba a Zaragoza, atribuida a la “muchedumbre de langostas, de que la tierra quedó tan emponzoñada, y el aire tan inficionado (infectado), que no solo hizo gran daño en los panes y viñas, pero aún lo que  parece increíble, en todos los montes y por la gran tempestad que de ella cayó en el llano de Fuentes, y en la Torrecilla, y en los otros términos de Zaragoza, fue necesario señalar personas, para que entendiesen en las provisiones necesarias para disiparla y destruirlas, y siguió tras ella gran pestilencia en muchos lugares del Reino, de que en fin de mayo comenzó a morir mucha gente dentro de esta ciudad”.  

Generalmente las plagas de langosta se producían en periodos de sequía, provocando tremendas hambrunas. La falta de higiene y la escasez de alimentos quizás contribuyeran a las frecuentes epidemias de peste que solían suceder a las plagas de langosta. Paulus Orosius, sacerdote, teólogo e historiador hispano, colaborador de San Agustín, relata la plaga de langosta que afectó al norte de África en el año 125 a.C. Los restos de millones de langostas que perecieron en el mar se acumularon en la costa generando un hedor pestilente, al que sucedió la epidemia de peste que provocó la muerte de miles de personas. Desde entonces se atribuye erróneamente a las langostas la capacidad de generar la peste.

Son muy numerosas las referencias a las plagas o brotes de langosta en España. Continuando con algunas de ellas, en el siglo XV se produjeron en Alameda y Pantoja, Huerta de Valdecarábanos (Toledo), provincia de Ciudad Real, y en las tierras de Medina (Castilla y León) en 1496 y años anteriores.

Ya en el siglo XVI, Izquierdo (1981) recopila las plagas documentadas en la provincia de Albacete, que comienzan en 1542 y que de forma intermitente pero muy frecuente afectaron a la provincia, en un clima predominantemente seco.  En Villamanrique (Ciudad Real) hubo una invasión de langostas entre 1546 y 1550, que vino a agravar los daños en el campo por las heladas de esos años. También afectó la langosta a Yepes (Toledo) en 1551, al Marquesado de Villena (alrededores de Villena-Alicante) en 1555, al Marquesado de Villoria en 1572, a Albacete en 1588 y a Aranjuez (Madrid) y Borox (Toledo) en 1590. Completa esta lista de localidades y fechas, sin ser exhaustiva y simplemente como referencia, San Román y Yepes (Toledo) en 1591, Paredes de Buitrago (Madrid), Aranjuez, montes de Toledo y Alpedrete de la sierra (Guadalajara) en 1592. Ya finalizando el siglo XVI hubo plagas de langosta en Toledo en 1595 y en Garlitos (Badajoz) en 1598.

En el siglo XVII, en concreto en 1619, hubo una gran plaga que afectó a la provincia de Granada, de la que tenemos conocimiento por la orden de Felipe III para acabar con ella, y que debió extenderse a la provincia de Cuenca según el testimonio del Juan de Quiñones, del que hablaremos en el próximo capítulo, que acudió a esta zona como comisionado para su extinción. Unos años antes, en 1613, en Francia hubo otra plaga reseñable, al igual que la que ocurrió en 1650 en Rusia, donde el espesor del enjambre posado en tierra alcanzó los cuatro pies.

En 1649 una gran plaga de langosta africana invadió la isla de Tenerife, según el médico y naturalista irlandés Hans Sloane, las tareas de extinción duraron varios meses e intervinieron  miles de soldados. Según esta crónica, el ganado perecía al comer las langostas, al igual que algunas personas. El historiador Juan de la Peña, que a nuestro parecer es una fuente más fiable, ubica esta plaga en 1659, tal y como describíamos en el artículo sobre la langosta en las Islas Canarias.

También es reseñable la plaga de 1684-1688 en Cataluña, que según las crónicas tenía un palmo de espesor en el suelo, llegando a afectar  a la ciudad de Barcelona. La penuria y escasez de alimentos, unida al malestar de los campesinos por una mayor presión fiscal y social (teniendo que alojar a los soldados) provocó una revuelta popular.

Lugares afectados por la plaga de langosta en Salamanca.  1748. Fuente Archivos Estatales. Ministerio de Cultura.

Ya en el siglo XVIII las referencias son muy numerosas, destacando la plaga de 1756-58 que afectó a buena parte de la Península y Portugal.  Como veremos en otro capítulo,  el estudio de la langosta atrajo el interés de científicos y naturalistas, y de forma simultánea fue necesario legislar para aplicar los métodos de control y lucha contra la langosta, surgiendo distintas publicaciones científicas y memorias de las campañas de control de la plaga. En este mapa de 1748 se reflejan las zonas afectadas por la plaga en la provincia de Salamanca.

En cuanto a la langosta del desierto, también existen referencias de presencia en las Islas Canarias, como vimos en el artículo sobre la langosta en Canarias, al menos quince episodios se registraron entre los siglos XVI y XVII.

En el siglo XVIII, en Centroeuropa hay testimonios de la presencia de langosta en 1722 en Austria y en 1730 en Alemania (Brandenburgo y Lusacia), así como en Transilvania, Hungría y Polonia (1747), Ucrania (1748), Polonia (1750 y 1753), Austria (1749) y en 1781 en Hungría (previamente pasó por Turquía).

Durante el episodio de 1748 la langosta llegó a Inglaterra  en 1748, alcanzando Suecia en 1749.

Entre los años 1780 y 1800 también hay numerosas referencias, generalmente de carácter más local en las zonas endémicas, aunque en 1798 afectó a la provincia de Valladolid, requiriendo el trabajo de 3000 hombres durante tres semanas en la provincia de Zamora al año siguiente (Cowan,2014).

Ya en el siglo XIX la plaga de 1856 y 1857 se extendió desde Turquía a Rusia y Polonia.

En el próximo capítulo continuaremos con la descripción de algunos episodios en la Península y los métodos empleados para su control, así como de aspectos sociales, religión y superstición relacionados con las plagas de langosta.

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS

https://aemetblog.es/2020/05/28/la-langosta-en-la-peninsula-iberica/#more-23243

https://aemetblog.es/2020/05/25/la-langosta-en-las-islas-canarias/

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