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LAS TORMENTAS EN JUNIO

Por: Jorge González Márquez y Juan Antonio Fernández-Cañadas

Vemos en este artículo, cómo es el comportamiento y distribución habitual de las tormentas (1) en el mes de junio en la península Ibérica y alrededores, tomando como referencia la media del periodo 1995-2016

El mes de junio tiene una actividad tormentosa parecida a la de mayo, en general algo superior, con diversos matices que le otorgan un carácter más veraniego, como son la progresiva desaparición de tormentas en Andalucía occidental, la intensa actividad en las zonas montañosas más favorables y sus alrededores, como son el Sistema Ibérico y Pirineos, y finalmente, la consolidación de la actividad nocturna en zonas continentales, bastante escasa en meses anteriores. Todo ello naturalmente en términos medios, ya que puede haber una gran variabilidad de unos años a otros.

 El máximo número de días de tormenta lo encontramos en las zonas habituales de verano, que son la parte central de Los Pirineos y la parte oriental del Sistema Ibérico, con más de 7 días en el mes. A partir de ahí, se observa una progresiva disminución del número de días hasta encontrar menos de uno en la costa y zonas interiores cercanas de Galicia, Andalucía y Murcia, así como en el mar Mediterráneo al sur de las Baleares. Entre medias destacan amplias zonas continentales no montañosas, con 3-4 días de tormenta en el mes, especialmente en la parte central y oriental de la península Ibérica, zonas estas últimas (ambas Castillas y Madrid fundamentalmente) en las que junio es habitualmente el mes más tormentoso del año. En áreas marítimas, junio no es un mes especialmente tormentoso ya que el agua del mar no está muy caliente aún y además contrasta con el intenso calor que empieza a reinar en zonas continentales, de tal manera que las tormentas tienden a formarse antes aquí. Aun así, la actividad no es nula en el Mediterráneo norte, con 1-2 días en el mes, ni tampoco en el Cantábrico, donde encontramos hasta 4 días en su parte más oriental, si bien, en muchos casos se trata de tormentas que vienen formadas desde el interior peninsular. En las islas Baleares tampoco es nula la actividad, con 1-2 días de media al mes, pero claramente muy inferior a la que se encontrará en otoño y final del verano.

 En lo relativo al número de descargas, hay una gran concordancia con el número de días de tormenta, en general con mayor proporción entre número de descargas y número de días de tormenta –es decir, tormentas potencialmente más fuertes- cuanto más nos vamos hacia el este dentro de la península. Así por ejemplo, destaca un máximo en el Pirineo de Girona y otro en El Maestrazgo, entre Teruel y Castellón, ambos situados al este de los máximos que encontramos en el número de días de tormenta. Destacar también la presencia de puntos de descargas apreciables en zonas de Andalucía en los que había menos de un día de tormenta al mes, como es el caso de la Serranía de Ronda.

 En cuanto al intervalo horario de mayor actividad (siempre horas UTC), destaca el intervalo del mediodía y principio de la tarde (12-16) en la mayoría de zonas montañosas y sus alrededores, incluyendo aquí especialmente las montañas próximas al Mediterráneo, donde el impulso de las brisas marinas (que alcanzan su máxima intensidad en este mes), determina una temprana aparición de las tormentas sobre ellas (normalmente hacia las 12 UTC). Estas tormentas después pueden extenderse a zonas próximas, en las que además pueden surgir nuevos núcleos.

 Más tarde (de 16-20 UTC) suelen aparecer las tormentas en todas las tierras interiores no montañosas, es decir, en extensas áreas alrededor de los grandes valles, llegando a destacar máximos incluso ya por la noche (de 20 a 22 UTC) en el curso medio del valle del Tajo, especialmente en Toledo y Madrid, donde es algo característico de este mes la repentina aparición de tormentas al comienzo de la noche. El intervalo del final de la tarde y comienzo de la noche destaca también en todo el mar Cantábrico y en zonas del Mediterráneo próximas a la península, generalmente a causa de tormentas que se forman sobre tierra y después continúan su avance hacia el mar. Más lejos de la costa encontramos la máxima actividad tormentosa a medianoche o principio de la madrugada (22 a 02) en el Mediterráneo norte (Valencia-Cataluña-norte de Baleares), mientras que en la parte sur (Murcia, Andalucía-sur de Baleares) las escasas tormentas que hay se dan preferentemente al amanecer o por la mañana (05 a 09 UTC).

 En las islas Baleares destacan dos máximos de actividad, uno en torno a medianoche, asociado a las tormentas originadas en el mar, y otro al final de la mañana y principio de la tarde (10 a 14), asociado a las que se originan sobre tierra. Este mismo horario se da también en el Campo de Gibraltar, que a estos efectos es casi como una isla.

 En resumen, el mes de junio es el de la consolidación de la actividad tormentosa típica de verano, con una facilidad de formación de las mismas en la franja central-oriental de la península Ibérica, franja que, como veremos, se irá moviendo cada vez más al este a medida que avance el verano y se vaya calentando el mar Mediterráneo.

 (1). Se considera día de tormenta en un lugar concreto, aquel en el que ha habido al menos una descarga eléctrica en un radio de 10km alrededor de él.

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