Por José Ángel Núñez Mora, Delegación Territorial de AEMET en Valencia.
En climatología, las llamadas “noches tropicales” son aquellas en las que la temperatura mínima no desciende de 20ºC, es un fenómeno que para las ciudades costeras de la Comunidad Valenciana dice poco, ya que la mayoría de las noches de los meses de verano cumplen este requisito, y habría que buscar un umbral más alto, 24ºC o 25ºC, que son las noches realmente adversas, para ver cómo han ido cambiando los patrones de noches cálidas. En el atlas climático de España y Portugal se puede ver el gráfico anual de noches tropicales (promedio 1981-2010), en el que se ve como en gran parte del litoral de Alicante, Valencia y sur de Castellón se superan ampliamente las 50 noches tropicales/año.
Figura 1: Mapa de las noches tropicales al año en la península y Baleares.
Estas noches tan cálidas se producen en este periodo del año por la gran influencia del mar en la temperatura del aire de las localidades costeras. Con días estables y régimen de brisas, la situación más normal en verano en la costa de la Comunidad, la temperatura media suele ir evolucionando de forma muy parecida a como lo hace la temperatura del mar, que normalmente alcanza sus valores máximos en la primera quincena de agosto.
Como se puede ver en el gráfico inferior en el que se representan el número de noches tropicales en el observatorio de Valencia, éstas casi se han cuadruplicado en los últimos tres cuartos de siglo y las causas son varias, y no sólo atribuibles al cambio climático, que indudablemente también ha contribuido al aumento de la temperatura media nocturna.
Además de los efectos indudables del cambio climático en la temperatura, el propio crecimiento de la isla de calor de las grandes ciudades también ha contribuido de forma notable al incremento del número de noches tropicales, ya que la propia estructura urbana, que impide la circulación de aire de las típicas brisas de tierra nocturnas, que aunque muy débiles, refrescan las noches de zonas de playa o de fuera de la ciudad. También los materiales que componen la estructura urbana, el asfalto, el tráfico, los edificios, contribuyen a una mayor concentración del calor en el centro de la ciudad durante el día, calor que luego resulta más difícil disipar a lo largo de la noche. Además, los materiales de construcción de la ciudad evacuan muy rápido la humedad y no se puede producir el típico enfriamiento por evaporación en zonas de huerta fuera de la ciudad donde abunda la vegetación.
Estos factores son característico del centro de las grandes ciudades, porque es paradójico lo agobiantes que resultan las noches en el centro de la ciudad, y a unos pocos kilómetros, en la primera línea de la playa o en las numerosos zonas de chalets del oeste del término municipal, el confort térmico nocturno es mucho mayor, de ahí el gran atractivo que tienen esas zonas para aquellos que pueden escapar por la noche del centro de la ciudad.
Figura 2: Número anual de noches tropicales en València en los últimos 50 años.
Como se puede ver en el gráfico superior, en las últimas décadas hay una clara tendencia al aumento de noches “tropicales” en la ciudad de Valencia, y esta tendencia continuará seguramente a lo largo del siglo XXI. Las últimas proyecciones de cambio climático en España a lo largo del siglo XXI presentadas por AEMET en su página web, indican una tendencia a aumentar el número de noches cálidas en la Comunidad Valenciana en un promedio anual de un 30%, tal y como se puede comprobar en la siguiente imagen.