Nos hacemos eco de una nota de prensa que ha lanzado la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre que el potente episodio de El Niño de 2015/2016 ha superado su intensidad máxima, pero es aún un episodio fuerte que seguirá influyendo en las características climáticas a escala mundial, según el último Boletín El Niño/La Niña hoy de la OMM. Se prevé que se debilitará en los próximos meses y que se disipará durante el segundo trimestre de 2016.
Las temperaturas de la superficie del océano en las partes central y oriental del Pacífico tropical superaron la media en más de 2 grados Celsius a finales de 2015, lo que demuestra que el episodio de El Niño de 2015/2016 es uno de los más fuertes jamás registrado, comparable a los episodios de 1982/1983 y de 1997/1998. No obstante, es demasiado pronto para establecer de manera concluyente si se trata del episodio más intenso jamás registrado.
Como suele ser el caso, con el presente episodio de El Niño las temperaturas máximas de la superficie del océano se alcanzaron en noviembre y diciembre, pero desde entonces han disminuido en casi medio grado.
“Acabamos de presenciar uno de los episodios de El Niño más fuertes jamás registrados, que ha causado fenómenos meteorológicos extremos en países de todos los continentes y ha contribuido a propiciar los récords mundiales de calor alcanzados en 2015”, manifestó el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas. “Desde un punto de vista meteorológico, este episodio de El Niño ha entrado en declive. No obstante, no podemos bajar la guardia ya que todavía es bastante intenso y, desde un punto de vista humanitario y económico, sus efectos aún se dejarán sentir durante muchos meses”, dijo el señor Taalas.
“Algunas zonas de América del Sur y África Oriental todavía se están recuperando de las lluvias torrenciales caídas en esos lugares y de las inundaciones resultantes. Los costos económicos y humanos de la sequía –que, por su naturaleza, es un fenómeno de evolución lenta- cada vez son más aparentes en África Meridional y el Cuerno de África, América Central y en otras regiones”, añadió.
“El mundo está mejor preparado que nunca para hacer frente a este fenómeno. La investigación científica realizada durante este episodio mejorará nuestra comprensión de El Niño y los vínculos entre este fenómeno climático de origen natural y el cambio climático inducido por el ser humano”, dijo el señor Taalas. “Las lecciones que aprendamos de este episodio de El Niño se utilizarán para aumentar nuestra resiliencia a los peligros relacionados con el tiempo, que irán creciendo a causa del cambio climático”.
El fenómeno de El Niño/Oscilación del Sur (ENOS) es el resultado de la interacción entre el océano y la atmósfera en las partes oriental y central del Pacífico ecuatorial. Se produce de forma irregular, de cada dos a siete años. La intensidad máxima de los episodios de El Niño suele registrarse a finales de año, de ahí su nombre (en referencia al Niño Jesús). Provoca sequías y precipitaciones superiores a lo normal en diferentes partes del mundo.
Según el Boletín El Niño/La Niña hoy de la OMM, los modelos indican que se volverá a unas condiciones neutras de ENOS durante el segundo trimestre de 2016. Es demasiado pronto para determinar si se va a producir un cambio a La Niña (fenómeno opuesto a El Niño) después de eso.
Es importante tener en cuenta que El Niño y La Niña no son los únicos factores que condicionan las características climáticas a escala mundial. Por ejemplo, el estado del océano Índico (el dipolo del océano Índico), o la temperatura en la superficie del mar en el Atlántico tropical también pueden tener consecuencias en el clima de las zonas terrestres adyacentes. Las condiciones invernales del hemisferio norte reciben la influencia de las denominadas Oscilaciones del Ártico y Oscilación del Atlántico Norte.
A escala regional y local puede encontrarse información aplicable en las predicciones climáticas estacionales regionales o nacionales, tales como las elaboradas por los Centros Regionales sobre el Clima (CRC) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los Foros regionales sobre la evolución probable del clima (FREPC) y los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN).
La Oficina Conjunta OMS/OMM para el Clima y la Salud está trabajando para coordinar las iniciativas encaminadas a gestionar los riesgos y las respuestas en el ámbito de la salud en los países vulnerables.