Por Delia Gutiérrez Rubio, meteoróloga de AEMET

La #BorrascaFilomena fue un episodio absolutamente excepcional en España, tanto por la extensión y espesor de la histórica nevada como por la ola de frío posterior, bastante destacable en cuanto a extensión, duración y registros alcanzados. ¿Cómo de probable es que este invierno se repita un temporal tan extremo?
Para cuantificar la probabilidad de ocurrencia de un evento meteorológico a menudo utilizamos el concepto de periodo de retorno. El periodo de retorno es una estimación del intervalo de tiempo medio transcurrido entre las ocasiones en que ocurre un evento de un tamaño o intensidad definida, por ejemplo, una crecida o lluvias extremas, con un valor o intensidad por encima o por debajo de un valor dado. Pues bien, según el informe de AEMET sobre el temporal ocasionado por Filomena, “El temporal de nieve de Filomena y su posterior episodio de bajas temperaturas en el centro de España tiene un carácter excepcional. Su período de retorno en muchos lugares puede sobrepasar el medio siglo y más”. Es decir, en promedio, un temporal como Filomena ocurre en España con una frecuencia de una vez cada 50 años, o incluso más baja.

Si nos quedamos, por simplificar, con ese dato de que un temporal así puede ocurrir una vez cada 50 años, ¿cuál es la probabilidad de que ocurra en un año determinado? Pues, sería equivalente a la probabilidad de tirar un dado con 50 caras y que saliera la “cara de Filomena”, es decir 1/50, esto es, un 2%.
¿Y cual sería la probabilidad de que ocurriera dos años seguidos? (de tirar dos veces el dado y ver las dos veces la cara de Filomena). En este caso, tendríamos que multiplicar las probabilidades de que ocurriera cada uno de los años (1/50)x(1/50), es decir, 1/2500, o sea, la probabilidad baja al 0,04%.
Si tenemos en cuenta, además, que, según un estudio de nuestro compañero José Antonio López, el periodo de retorno de un episodio como este en el observatorio del Retiro de Madrid es de casi 100 años, la posibilidad de que en Madrid se repita una nevada como aquella es aún más baja.
Aunque el cálculo anterior sea muy grosero -y sin entrar en el análisis de posibles tendencias en la frecuencia de eventos extremos asociadas a cambios en la dinámica atmosférica relacionados con el cambio climático-, desde luego no parece muy probable que un evento de la magnitud de Filomena vuelva a ocurrir este invierno. Ahora bien, ¿significa esto que no vamos a ver episodios de frío y nieve este invierno? Por supuesto que no.

Si bien la predicción estacional más reciente no da indicios de que el invierno, en conjunto, vaya a ser muy frío, sino todo lo contrario, esto indica que es muy poco probable que tengamos un invierno que en conjunto sea más frío de lo normal, sin embargo, episodios puntuales de frío y nieve no sólo no son descartables, sino que puede que ya tengamos posibilidades de ver uno de ellos próximamente:
La actualización, con datos de ayer, de las anomalías de temperatura y precipitación para la próxima semana muestran señales interesantes:
Estos mapas nos indican, por un lado, que hay una intensa señal fría (tonos azules en el mapa de la izda.) en Europa central y occidental, incluyendo a toda la Península y Baleares. Es decir, es muy probable que las temperaturas la semana que viene estén en valores muy frios para las fechas. Por otro lado, el mapa de la derecha, que indica el carácter de las precipitaciones, es menos concluyente, con gran parte de la Península en un área en blanco, donde no hay una señal inequívoca acerca del carácter de las precipitaciones, pero sí muestra señales de que las precipitaciones podrían ser superiores a las normales (tonos verdes) en el Cantábrico oriental, el noreste peninsular y Baleares.
Por tanto, preparémosnos para los primeros fríos invernales y, posiblemente, algunas nevadas.
¿Y si el cambio climático ha trucado el dado?