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¿Por qué las nieblas son persistentes en algunos lugares y se disipan cada mañana en otros?

Traducción del artículo publicado originalmente en Divulcat por Sergi González Herrero

Mar de nubes en el valle del Ebro. Autora: Belén Sánchez

Es de sobras conocido que las nieblas invernales tienen distintos comportamientos según el lugar donde se formen. Existen dos casos extremos y complementarios que son los sitios donde se dan muchos días de niebla que se deshacen cada mediodía y esos que son más difíciles de formarse pero que cuando lo hacen los locales saben que pasarán varios días sin ver el sol. A modo de ejemplo en Cataluña existen dos ciudades que son paradigma de estos dos extremos.

• En Vic las nieblas se forman casi cada día durante el invierno y gran parte del otoño y primavera. La plana de Vic es probablemente uno de los sitios de la península Ibérica con más días de niebla. Pero tal y como se hacen se deshacen hacia mediodía. Es por lo tanto muy difícil que tengan días sin que puedan ver el sol.
• Los días de niebla en Lleida son menos numerosos, pero no así las horas de niebla ya que cuando estas se inician los ilerdenses se pueden pasar días y días sin ver el sol. Incluso más de un mes tal y como pasó durante el invierno de 2016-2017. Es difícil dar estadísticas concretas pues por ejemplo la niebla alta no se contabiliza normalmente y vale lo mismo unas pocas horas de niebla que días enteros sin ver el sol. Pero gracias al esfuerzo desinteresado de Armando, el observador de AEMET destinado desde hace más de 30 años en el observatorio de Lleida, sabemos que más de la mitad de los días de diciembre y enero presentan niebla. Pero también nos explica que, durante muchos de estos días, las nieblas se presentan durante la mañana, mientras que por la tarde se levanta dejando el cielo nuboso, aunque sin poder ver el sol.

¿Pero por qué hay tantas diferencias entre la niebla en ambos sitios?

Las nieblas de interior o de irradiación no se forman de un día para el otro, sino que necesitan de unas ciertas condiciones que se desarrollan poco a poco, especialmente a lo largo de los días de anticiclón. Para que se formen necesitamos que el aire del valle se enfríe hasta llegar al punto de rocío, es decir, la temperatura donde el vapor de agua contenido en la atmósfera condensa. Para que ocurra esto necesitamos noches despejadas donde el calor del suelo se pierde por irradiación. Pero también necesitamos de una inversión térmica, que actúa como un tapón que hace que el aire del fondo del valle quede estancado independientemente de lo que ocurra por encima.

Niebla en Algerri. Autora: Belén Sánchez

¿Pero cuál es la diferencia que hace que en algunos sitios persista y en otros se disipe? Normalmente la diferencia recae en lo grande que sea el valle o la cuenca. En cuencas pequeñas el aire frío ocupa el espacio muy rápidamente ayudado por el aire que desciende por las vertientes de los montes el cual baja muy rápidamente al fondo por gravedad. Digamos que las cuencas pequeñas son fáciles de llenar. También las inversiones se crean de forma sencilla ya que al final ellas se forman mediante el mismo proceso de enfriamiento. Esto hace que estas cuencas más pequeñas tengan muchos más días (o mejor dicho, mañanas) de niebla que valles y cuencas mucho más grandes como la del Ebro. De la misma forma, en los valles pequeñas, cuando sale el sol calienta el suelo, la niebla se deshace muy rápidamente.

En valles más grandes como la gigantesca cuenca del Ebro o la cuenca del Duero, para llegar a las condiciones de rocío se requieren muchos días de estabilidad para que el aire se vaya estratificando y para que se vaya formando una capa estable que actúe de tapón. Poco a poco el aire frío se acumula en todo el valle, la inversión de subsidencia que forma el anticiclón desciende de altura y se acaba acoplando con la inversión producida por la radiación nocturna. Llega un día en que la niebla se forma en la parte más próxima al río. El día siguiente se extiende más, y el otro más, hasta que se forma una masa de niebla gigantesca de kilómetros y kilómetros cuadrados que ocupa toda la cuenca. Cuando eso ocurre, el sol por mucho que irradie no consigue erosionar la niebla durante las pocas horas diurnas de las que dispone en invierno. Cuando lo hace, consigue sobre todo erosionar las zonas más bajas de la parte central donde en lugar de niebla acaban teniendo el cielo cubierto de nubes bajas (por lo que siguen sin ver el sol durante días). Los laterales de esta gran masa de nubes bajos encajonados intersectan con el terreno y es donde la niebla formada es más espesa. Estas nieblas quedan tan aisladas físicamente del resto de la atmósfera que la única posibilidad de romperse es que llegue un frente lo suficientemente potente como para que mezcle el aire y rompa la inversión.

Modelo conceptual de niebla en valles angostos y valles amplios

Quiero agradecer a Belén Sánchez que me formuló esta magnífica pregunta y que me envió unas bonitas fotos de la niebla desde el pueblo de Algerri. También a Armando Álvarez, incansable observador de AEMET en Lleida desde hace más de 30 años, que me ha enviado unas valiosas estadísticas de la zona y me ha respondido a todas las preguntas que le formulé para realizar este artículo.

 

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