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La meteorología en el Museo del Prado. IX. Otros fotometeoros. Tercera parte.

Por Manuel Antonio Mora García. Meteorólogo del Estado. Delegación Territorial de AEMET en Castilla y León.

 

Aunque el sol haya desaparecido bajo el horizonte, todavía puede iluminar puntos terrestres elevados como las cumbres montañosas, que toman un color rosáceo. Este fenómeno es frecuente en los Alpes, por lo que este fotometeoro se denomina “resplendor alpino”, “Alpenglühen” o “Alpenglow”.

 

Alpenglühen. © Claudia Hinz. WMO International Cloud Atlas.

Un efecto similar (aunque estrictamente no se puede considerar como resplandor alpino) se observa en estas escenas populares, donde los campanarios de las iglesias tienen una característica tonalidad rosácea.

Ingresó en el Museo como obra de Claudio de Lorena, pero en 1843 fue recogido en el catálogo como original de Jan Both, atribución que han mantenido los catálogos posteriores y es aceptada sin discusión por los especialistas.

Juego de bolos. Julio del Val Colomé. Hacia 1915. Óleo sobre lienzo, 110 x 135 cm.

El camino de las Cruces. Carlos Verger Fioretti. 1912. Óleo sobre lienzo, 210 x 170 cm.

Huérfanos o Pastorcitos. Ángel Andrade y Blázquez. 1906. Óleo sobre lienzo, 205 x 330 cm.

De igual forma en estos paisajes observamos las cumbres montañosas iluminadas en contraste con los valles, aún en zona de sombra, aunque parece que el sol está bastante elevado sobre el horizonte y por tanto tampoco se puede considerar como resplandor alpino.

La presa (Gaitanes). Federico Ferrándiz Terán. Hacia 1904. Óleo sobre lienzo, 62 x 98 cm.

 Vista del Castillo de Gaucín (Málaga). Genaro Pérez Villaamil y Dughet. 1849. Óleo sobre lienzo, 148 x 224 cm.

La luna llena también ilumina las nubes, en este caso la luz es blanca, como se observa en los altocumulus blanquecinos de esta obra del conquense Joaquín Sigüenza.

Procesión en una iglesia. Efecto de luna. Joaquín Sigüenza y Chavarrieta. Hacia 1864. Óleo sobre lienzo, 73 x 58 cm.

Los paisajes nocturnos iluminados por la nítida luz de la luna llena son motivo de inspiración para algunos artistas, como vemos a continuación.

En esta marina del siglo XVIII, de autor desconocido, se observan estratocúmulos, probablemente stratocumulus vesperalis, que como hemos visto anteriormente actualmente se denominan stratocumulus cumulogenitus.

Marina. Anónimo. Finales del siglo XVIII. Óleo sobre tabla, 26,2 x 35,2 cm.

En esta marina del alemán Louis Douzette la luna llena aparece velada por una capa de cirrostratus o de cirrocumulus. También se observan nubes bajas desgarradas (stratus fractus)

Marina. Louis Douzette. Hacia 1870. Óleo sobre cartulina, 57 x 75 cm.

 Estas nubes bajas desgarradas, en este caso estratos y estratocúmulos también se observan en esta escena casi nocturna (aún se aprecia iluminado el horizonte), obra premiada del barcelonés José Luis Pellicer, ambientada en Italia.

Zitto, silenzio, che passa la ronda. José Luis Pellicer Feñe. 1869. Óleo sobre lienzo, 105 x 168 cm.

El también italiano lago de Venecia, inspiró a Muñoz Degraín en este paisaje nocturno, donde aparecen stratocumulus y stratus.

La laguna de Venecia. Antonio Muñoz Degrain. 1886. Óleo sobre lienzo, 195 x 250 cm.

 

El malagueño Guillermo Gómez, discípulo de Muñoz Degrain nos muestra estos cumulus humilis iluminados por la luna llena.

Un efecto de luna. Guillermo Gómez Gil. 1897. Óleo sobre lienzo, 150 x 277 cm.

En esta obra de Snayers, la luna llena asoma por un hueco en la extensa capa de altocumulus y altostratus.

Ataque nocturno a Lille. Peter Snayers. 1650. Óleo sobre lienzo, 181 x 267 cm.

También aparecen altocumulus y altostratus iluminados por la luna llena en esta obra de Claudio Lorena. San Antonio se encuentra meditando impasible, al margen de los curiosos diablillos que incendian el edificio y los que se aprestan a desembarcar.

Paisaje con las tentaciones de san Antonio. Claudio de Lorena. Hacia 1638. Óleo sobre lienzo, 159 x 239 cm.

Por último mostramos este paisaje nocturno con el cielo completamente despejado del paisajista y fotógrafo madrileño Antonio Cánovas del Castillo, conocido como “Kaulak”, sobrino del insigne político del mismo nombre. Sus obras pictóricas las firmaba con el seudónimo de “Vascano”.

Una noche en el mar. Antonio Cánovas del Castillo y Vallejo. 1888. Óleo sobre lienzo, 130 x 203 cm.

Agradecimientos: A Rubén del Campo Hernández, por la revisión de los textos y asesoramiento específico.

 Nota:

Los pies de las imágenes contienen hipervínculos a los cuadros de la colección del Museo del Prado, se recomienda su acceso para poder apreciar la obra en toda su dimensión y visualizar todos los detalles.

 Referencias y bibliografia:

La mayoría de las obras referenciadas de la colección del museo del Prado aparecen profusamente comentadas, incluyendo bibliografía y datos técnicos sobre la obra y el autor. Esta información se ha aprovechado parcialmente para realizar los comentarios específicos. https://www.museodelprado.es/coleccion/.

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