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La meteorología en el Museo del Prado. VIII. Litometeoros.

Por Manuel Antonio Mora García. Meteorólogo del Estado. Delegación Territorial de AEMET en Castilla y León

Los litometeoros se caracterizan por ser partículas en su mayoría sólidas (no acuosas) suspendidas en la atmósfera o levantadas por el viento, y que reducen la visibilidad. Pueden estar formados por partículas de polvo en suspensión (genéricamente denominado calima), granos de arena o humo. Cuando el material es levantado transitoriamente a gran escala por fuertes corrientes convectivas y desplazados a cortas distancias por el viento se denominan tormentas (de polvo o arena), reservándose el término tolvanera para movimientos rotatorios de pequeña escala que levantan polvo o arena, en situaciones de fuerte caldeamiento del suelo.

En España (excepto el archipiélago canario) y en la Europa Occidental son mucho más frecuentes las nieblas o neblinas que las calimas, no existiendo tormentas de arena porque no existen desiertos extensos. Sin embargo, el fino polvo levantado por el viento a grandes alturas puede recorrer grandes distancias, alejándose del continente africano, por lo que no es extraño que afecte a los países del sur de Europa. Incluso se han constatado que el polvo en suspensión procedente del continente africano puede arribar a las costas americanas. Además, influye en la calidad el aire, al tratarse de material particulado microscópico que afecta y puede dañar las vías respiratorias (PM 10 o PM 2,5).

En la pinacoteca del Museo del Prado existen algunas referencias a los litometeoros, básicamente por su plasticidad, ya que al atardecer o al amanecer, cuando en la atmósfera existen pequeñas partículas sólidas, predomina la dispersión de Mie y la luz rojiza o amarillenta es dispersada intensamente.

          En esta obra del guipuzcoano Ignacio Iriarte, que desarrolló su carrera pictórica en Sevilla, vemos un paisaje con ruinas clásicas con un cielo anaranjado, quizás debido a la presencia de calima.

Otro ejemplo de calima se aprecia en esta obra de Jan Both. La escena transcurre en Etiopía y representa el bautismo del eunuco esclavo de la reina Candace por el apóstol San Felipe. La luz y las nubes toman un matiz amarillento, y la visibilidad parece reducida ya que las montañas al fondo aparecen difuminadas.

Los mismos comentarios respecto a la presencia de calima y visibilidad reducida sirven para esta obra del francés Vernet.

El madrileño Antonio Brugada, artista de ideología liberal, tuvo que exiliarse en Francia tras el fin del trienio liberal y el regreso del absolutismo en tiempos de Fernando VII. En esta obra nos presenta esta marina con el cielo de tonalidad amarillenta, quizás también debido a la presencia de calima.

Su gran amigo Francisco de Goya, al que conoció durante su exilio en Burdeos, también nos muestra un cielo con tonalidad amarillenta, incluido en la colección llamada “Pinturas Negras”, pese a que contrasta extraordinariamente por su colorido y luminosidad. Brugada inventarió esta obra tras la muerte de Goya con el nombre de “Asmodea” en referencia al diablo “Asmodeo”, que aparece en el “Libro de Tobías” y que inspiró a Luis Vélez de Guevara para escribir la obra satírica “El diablo cojuelo”. En ella Cleofás, estudiante perseguido por la justicia, libera accidentalmente al diablo cojuelo de la redoma en la que estaba encerrado, y éste, muy agradecido, utiliza sus artes mágicas para llevarle por los aires mediante “trancos” o saltos de un lugar a otro durante sus aventuras.

Esta otra obra de Goya, perteneciente a la serie de las Pinturas Negras, había sido titulada como “Perro luchando contra la corriente”, aunque en el inventario de Brugada figura con su actual nombre, “Perro semihundido”. Desconocemos el significado y simbolismo de esta enigmática obra, centrada en la triste mirada de un perro cuya cabeza parece asomar sobre una duna. Desde el punto de vista meteorológico podría representar una tormenta de arena en el desierto, aunque parece muy difícil que Goya pudiera haber sido testigo de ninguna.

 

Durante el crepúsculo, con cielos despejados, en ocasiones se observa un resplandor púrpura cuando el sol ya se encuentra bajo el horizonte. En ocasiones muy singulares, aparece intensificado por la presencia de finas partículas de polvo de origen volcánico o nubes polares estratosféricas.

Un color púrpura semejante se aprecia en este paisaje del sevillano Manuel Barrón.

El cielo toma coloraciones anaranjadas también cuando existen partículas de cenizas procedentes de incendios o erupciones volcánicas. En este Calvario del pintor flamenco Caulery, las densas nubes negras que provocan el oscurecimiento (tinieblas) referido en la Biblia, podría ser debido al humo de un incendio, mientras que el resplandor anaranjado sería producido por finísimas partículas de ceniza de incendio. Otra posible explicación podría ser la presencia de densas nubes de cenizas volcánicas y fino polvo de cenizas, fruto de una erupción volcánica, esta posibilidad sería compatible con la explicación sobre el temblor de tierra y la fractura del velo del tempo que recoge el testimonio de los apóstoles del Nuevo Testamento, ya que las erupciones volcánicas pueden ir acompañadas de pequeños seísmos.

Mateo 27.45 ” Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena”

Mateo 27.51 “Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló y las rocas se partieron.”

Marcos 15.33: “Y cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena”.

Lucas 23.44: “Y cuando era como la hora sexta cuando, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena”.

Lucas 23.45: “Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por en medio”.

 

Agradecimientos: A Rubén del Campo Hernández, por la revisión de los textos y asesoramiento específico.

 Nota:

Los pies de las imágenes contienen hipervínculos a los cuadros de la colección del Museo del Prado, se recomienda su acceso para poder apreciar la obra en toda su dimensión y visualizar todos los detalles.

 Referencias y bibliografia:

La mayoría de las obras referenciadas de la colección del museo del Prado aparecen profusamente comentadas, incluyendo bibliografía y datos técnicos sobre la obra y el autor. Esta información se ha aprovechado parcialmente para realizar los comentarios específicos. https://www.museodelprado.es/coleccion/.

Próxima entrega:

La meteorología en el Museo del Prado. IX. Otros fotometeoros. Primera parte.

 

 

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