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La nieve

Artículo de Lorenzo García de Pedraza publicado en  Boletín AME. Enero 2007, 5(15), p. 28

“Bienvenida la nevada, que nos libra de la niebla y de la helada”

La nieve es un meteoro de precipitación, de nube a tierra. Cuando la temperatura del aire está muy baja, el vapor de agua contenido en el aire se sublima directamente en cristalitos sólidos de hielo; dentro de la nube, luego, éstos se sueldan unos con otros formando los copos. Si la temperatura del aire entre la base de la nube y el suelo está por debajo de 0º, llegan a tierra en forma de nieve; caso de que la temperatura fuera más alta, se licuarían convirtiéndose en llovizna o lluvia.

Las laderas montañosas que se enfrentan a los vientos que traen las nubes son las más propicias a la nieve; mientras que a sotavento, el efecto foehn abre grandes claros en el cielo, con sol y ambiente más seco. En muchas ocasiones, la lluvia en el llano es nieve en la montaña por efecto de la altitud. En los copos de nieve, el hielo cristaliza principalmente en estrellas de seis puntas y no de ocho, como hemos visto en informaciones erróneas y gráficos de prensa y TV. (También hemos observado una mala comparación de los copos de nieve – vapor de agua sublimado- con la lluvia helada -agua congelada-).

 Hace años, cuando aún no existían frigoríficos ni hielo industrial, se guardaba la nieve de invierno en pozos cerrados y se utilizaban esos montones de hielo para enfriar en verano los refrescos. Actualmente, para fundir la nieve caída sobre calles y carreteras se utiliza la sal común (cloruro sódico) que evita que se congele y así se mantiene granulada. El paisaje después de una nevada, parece envuelto en una sábana de deslumbrante blancura

Los copos de nieve caen lentamente de forma silenciosa y pausada, describiendo una especie de tirabuzones; tienen estructura esponjosa, debido a la gran cantidad de poros o huecos que dejan entre sí. La capa que forman los copos de nieve al caer al suelo tiene espesor muy variable al cuajar sobre tierra; la altura sobre el suelo de la nieve caída tiene el equivalente en agua de 1:10, (es decir, 1 mm. de agua equivale a 10 mm. de nieve) pues los cristalitos del agua en subfusión de la nieve son menos densos que el agua.

 La cantidad de nieve caída se mide con el pluviómetro; caso de que la nieve recogida no fundiese por sí sola, se le añade una cantidad medida de agua templada que después se descuenta del total de la medición. El espesor de la capa de nieve en el suelo se puede cuantificar con una simple varilla, que se introduce verticalmente en zonas de espesor uniforme, antes de que la nieve se funda o aplaste.

 La nieve suele venir asociada a los frentes nubosos de las borrascas. Antes de llegar el frente cálido, cuando los altoestratos evolucionan a nimboestratos y en el radiosondeo aparece aire húmedo y es baja la isoterma de 0º C (cota de nieve) la predicción de nevadas es relativamente fácil en zonas de barlovento. El paso de un frente frío con potentes cumulonimbos, da lugar a chubascos de nieve con grandes copos y corta duración.

 La nieve, el típico y tópico blanco meteoro, proporciona muchos aspectos, comentarios e imágenes para la prensa, radio y televisión. Es demás una delicia para los esquiadores y aficionados al deporte blanco, una diversión para jugar los niños y hacer muñecos de nieve, una preocupación para los conductores de vehículos, una decoración del paisaje para los fotógrafos, una pesadilla para los servicios de limpieza y repartidores, una estupenda reserva futura de agua en embalses para los hidrólogos y un reto de predicción para los meteorólogos.

En España, la nieve tiene su calendario (noviembre a marzo) y su geografía (zonas montañosas de cordilleras). En áreas litorales, las nevadas son más raras y poco frecuentes. En zona septentrional (por encima del paralelo 40º N) las nevadas más duras vienen asociadas a la llegada de aire frío de origen polar o siberiano (olas de frío). En zona meridional (por debajo del paralelo 40º N) las nevadas se producen cuando los vientos templados del W o SW se desplazan sobre el aire seco y frío, con heladas, que dejó estancado antes durante varios días, el anticiclón.

Para terminar diremos que rara vez se producen nieblas sobre superficies nevadas del suelo, pues las gotitas líquidas se destilan y funden. También aludiremos a que la capa de nieve protege el suelo y limita mucho la irradiación terrestre. Así pues, patentaremos el siguiente refrán agrometeorológico: Bienvenida la nevada, que nos libra de la niebla y de la helada.

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