Delia Gutiérrez Rubio
Técnico de AEMET
La atmósfera no entiende de fronteras. Los habitantes de este planeta hemos trazado líneas sobre la tierra, imaginarias o físicas, que pueden ser un obstáculo para los hombres, pero no para el manto gaseoso que nos envuelve. Así que en meteorología se ha tenido que encontrar la manera de trabajar más allá de las fronteras.
Si los países tienen distintos usos horarios, nosotros trabajamos con el Tiempo Universal Coordinado (UTC, por sus siglas en inglés); si hablamos distintos idiomas, utilizamos claves que nos permiten cifrar la información de manera que la entienda un meteorólogo en China igual que uno Brasil; si necesitamos coordinar métodos, intercambiar datos, compartir recursos, ya en 1873 nuestros antecesores crearon una Organización Meteorológica Internacional, antecesora de la actual Organización Meteorológica Mundial (OMM) de las Naciones Unidas, que facilita la cooperación entre los Servicios Meteorológicos Nacionales; si tenemos que enviar satélites al espacio, se crean consorcios como la Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos (EUMETSAT) que los desarrolla y pone en operación, y facilita la información que estos proporcionan no solo a los estados miembros, sino a usuarios en todo el mundo.
AEMET, CON LA COOPERACIÓN
AEMET, por supuesto, no es ajena a este ambiente de colaboración internacional, nuestro servicio meteorológico nacional ha sido históricamente miembro de las organizaciones internacionales de su entorno, y una gran parte de las actividades cotidianas de la Agencia están sujetas a estructuras y acuerdos internacionales de cooperación. Además, AEMET promueve y lleva a cabo, en coordinación con la OMM, actividades de cooperación para la mejora de los Servicios Meteorológicos de l
Así que, si te dedicas a la meteorología, encuentras muchas oportunidades de colaborar con compañeros de profesión en los lugares más insospechados. Cuando yo ingresé en el entonces Instituto Nacional de Meteorología no me imaginé que algún día estaría hablando de productos de satélite para meteorólogos y meteorólogas de 12 países, principalmente del este y el sur de África, en la capital de Etiopía. Entre los exigentes exámenes de acceso a la profesión había alguno de geografía, pero seguramente me hubiera costado desempolvar en mi cabeza el bonito nombre de esta urbe (más de tres millones de habitantes), Addis Abeba (del amárico አዲስ አበባ, Ädisə Äbäba, “Flor Nueva”), que es la ciudad más alta de África, a 2500 m. sobre el mar.
LLEGADA A ETIOPÍA
Desde Madrid hay un vuelo semanal a Addis. En Madrid subimos muy pocos al avión, que no se llena hasta la escala en Roma. En el vuelo de regreso, igualmente quedamos muy pocos después de Roma, parece que no hay mucho intercambio de actividad entre España y Etiopía. El vuelo, con la escala, es largo, de nueve horas y media, pero es que volamos sobre el globo terráqueo desde 40ºN y 3ºW hasta 9ºN y 38ºE, incluso por el camino más corto serían 5500 km.
El avión aterriza a las 07 hora local (UTC+3), y ya ha amanecido. Durante el descenso, las nubes apenas dejaban adivinar las cumbres del macizo etiópico, pero, al menos, antes del aterrizaje la vista de la ancha y fértil meseta donde se alberga esta ciudad ya anticipa el golpe de aire tibio y húmedo que me recibe al bajar del avión.
El motivo del viaje es colaborar en un curso sobre Uso de productos satelitales para aplicaciones agro-meteorológicas para expertos en agro-meteorología de los servicios meteorológicos de Gambia, Nigeria, Uganda, Kenya, Tanzania, Rwanda, Burundi, South Sudan, Malawi, Zambia, Zimbabwe y Etiopía.
Los satélites de observación meteorológica modernos producen una cantidad asombrosa de datos, que pueden ser tratados y dar lugar a productos muy especializados, entre los cuales, algunos como las estimaciones de la precipitación, la evapotranspiración, la humedad del suelo, la cubierta vegetal y los índices de desarrollo de la vegetación son de mucho interés para fines agro-meteorológicos. En África concurren además otros factores que hacen esta materia de particular interés, como es el hecho de que se trata del continente mejor monitorizado por el satélite geoestacionario Meteosat de EUMETSAT, en cuyo entorno cae de lleno el punto nadir del satélite, y de que la red de observación en tierra es muy limitada, claramente por debajo de las recomendaciones comúnmente establecidas, lo que hace especialmente relevante el complemento mediante la teledetección. Además, la agricultura es un sector económico prioritario en la mayoría de estos países.
EL CURSO
El objetivo del curso es mejorar el conocimiento y comprensión de los productos disponibles, y contribuir a una mejor explotación de los mismos, que redundará en una mejora de los boletines agro-meteorológicos que elaboran los participantes, cuya información es relevante para las autoridades responsables y los productores agrícolas en sus países.
Así, distintos expertos de la OMM, de EUMETSAT, de la Food and Agriculture Organization (FAO), el Joint Research Centre (JRC) de la Unión Europea, el Instituto Meteorológico Real de Bélgica y el proyecto TAMSAT de la Universidad de Reading, además de AEMET, presentan diversos productos satelitales que facilitan información sobre la evolución de la cubierta vegetal, y estimaciones del contenido de humedad del suelo y de la precipitación.
El diálogo y participación de los y las colegas de los países es continuo, y muy fructífero. Cada participante hace una exposición de la situación en su servicio meteorológico, los métodos utilizados y las dificultades encontradas para manejar este tipo de productos. La difusión a través de EUMETCast África (sistema de diseminación de datos y productos gestionado por EUMETSAT), así como a través de Internet son los principales medios de recepción de la información. Entre los participantes, el nivel de recursos tecnológicos es variado, y a veces muy limitado, el interés por encontrar soluciones y apoyos es palpable.
Después de una semana intensa, nos relajamos y nos llevamos el recuerdo en las cámaras y en los corazones
Me he alegrado de encontrar mujeres entre los colegas. Como decía una campaña de las Naciones Unidas, “Igualdad para las mujeres es progreso para todos”
Antes de abandonar la ciudad hubo tiempo de recorrerla y contemplar las vistas desde el monte Entoto
En el aeropuerto, la acogida cálida y la sonrisa amable del personal de tierra invita a dejar con nostalgia el país que alberga los restos de Lucy, el esqueleto fosilizado de una hembra del homínido Australopithecus afarensis que parece ser uno de los ancestros del hombre; el país de la reina de Saba y su leyenda; el país de la enjera y el café; el de la hipnótica música folclórica tradicional, y el de Mulatu Astatké y su ethio-jazz…
Las fronteras no se ven desde el aire. Es un privilegio haber hecho este viaje. Ojalá en todas las disciplinas y tareas de nuestra vida tuviéramos más ocasiones de colaborar y conocer el trabajo de los demás, para así hacer de este planeta que observan nuestros satélites un lugar de menos miedo y más fraternidad.